La odisea de Zeus
Por. John Montilla
Crónica de una mascota en la tragedia de Mocoa.
Zeus el «recolector de nubes» de Homero
era el dios del cielo y el trueno.
***
En horas de la noche un taxi se detuvo junto al puente
del Río Sangoyaco en Mocoa; justo en frente donde alguna vez existió un local
llamado “Las Tablas”. –El sector ya no existe fue arrasado por la pasada
avalancha que sufrió la ciudad-.Del
vehículo se bajó una persona y dejó abandonado un cachorro de color blanco en
la vía peatonal, luego ingresó de nuevo al carro, y se marcharon.
El animalito confundido miraba a ambos lados de la calle,
permanecía estático; algunas personas pasaron a su lado sin prestarle mayor
importancia, únicamente la señora vendedora de arepas, sin clientes por el momento,
lo observaba con atención por entre el humo que salía del carbón. Luego
mientras con una mano le daba vueltas a su mercancía, con la otra agarraba su
celular y con presteza se puso a hacer una llamada. El cachorro no se había
movido del sitio en que fue abandonado.
Al rato apareció una chica en una motocicleta y se detuvo
junto al perrito, se agachó, sacó algo de un
bolso que llevaba y le dio de comer, mientras con ternura le acariciaba
la cabeza; ahora el animalito agitaba la cola muy animado, mientras comía con
avidez, el hambre era evidente. Luego
sin que nadie se opusiera o dijera algo, ella lo
levantó, lo acomodó en frente suyo en la moto y se marchó con su pequeña
carga; la señora de las arepas no había perdido detalle de la escena. El largo
viaje lleno de tropiezos en la vida del cachorro Zeus continuaba.
Al día siguiente apareció en facebook una foto del
cachorro con un anunció en el que se pedía que lo adopten. La imagen fue vista por
una persona a quien le gustan los animales, quien se puso en contacto con la
chica que lo había recogido, y ella
misma se lo fue a dejar a su casa. El pobre perro que estaba flaco, desnutrido
y con huellas de haber estado encadenado, parecía que por fin había encontrado
un hogar, pero la suerte aún no estaba toda de su parte.
La persona que me relató la historia cuenta que cuando
recibieron al perro, se dieron cuenta que estaba muy maltratado, entonces lo
llevaron al veterinario, le hicieron cortar el pelo, lo purgaron y lo nombraron
Zeus. El problema fue que como aún no habían terminado de construir la casa, no tenían mucho espacio
donde tenerlo y como el perrito permanecía
casi siempre encerrado, cuando lo sacaban se le tiraba a todo
aquel que le parecía sospechoso; nunca mordió a nadie, pero como vivían cerca de una escuela, les dio temor que
mordiera a un niño y entonces decidieron buscarle otro hogar. El trajinar de
Zeus volvía a comenzar.
Entonces lo dieron en adopción y ellos mismos lo fueron a dejar a una finca en la vereda Las Planadas; con
vitaminas y algo de comida incluida, pero a los pocos días se los devolvieron;
la razón: otro perro que había en la finca lo agredía mucho, por eso antes de que lo mataran,
prefirieron regresarlo a sus dueños.
Luego una vecina que supo del caso y que tenía una finca,
pidió que le regalen el cachorro; los
dueños lo llevaron y se dieron cuenta que había más perros, pero como no tenían
opción decidieron dejarlo; el problema fue que al perrito pareció no gustarle
su nuevo hogar y continuamente se daba a la fuga como queriendo regresar a
casa, con lo cual la señora se aburrió y decidió devolverlo a sus anteriores dueños.
Parecía que la mala fortuna perseguía al animalito.
La dueña no sabía a quién darle el perro; no porque no
quisiera tenerlo, si no por cuestiones de espacio y seguridad, hasta que un día un primo le habló de un
familiar a quien podría interesarle el perro, y de esta forma se le consiguió
un nuevo amo al animalito. Lo malo fue que el hijo de la propietaria ya estaba
encariñado con él y lloró al desprenderse de su mascota, y además la nueva
familia a la que iba no nadaba en la abundancia y encima tenían muchos más perros. Las cosas no
se le daban a Zeus, pero lo peor para él aún estaba por venir.
El caso fue que el perro no se quedó ahí y fue a parar a
una carpintería en el Barrio Altos del
Bosque.- El sector fue prácticamente borrado del mapa por un mar de agua, lodo,
palos y piedras-. Donde lo dejaban
amarrado para que cuidara la herramienta; por fortuna para Zeus, la casualidad
hizo que el nuevo amo lo dejara suelto la noche de la avalancha en Mocoa. Eso
lo salvó en primera instancia de la muerte, pero no del padecimiento que debió soportar durante ese trágico
suceso; pues al igual que los humanos, muchos animalitos también sufrieron el
rigor de la furia de la naturaleza.
El primo que había llevado a Zeus hasta esa zona, fue
testigo de cómo el primer embate de las aguas desbordadas dio contra una de las
casas vecinas, con un resultado catastrófico: después se enteraría que once
personas perecieron en una sola familia, y en el caos que siguió alcanzó a ver como las aguas arrastraban a su
hija y a una nieta, y él de forma decidida, se había arrojado para agarrarlas y
salvarlas, para luego correr con ellas a un sitio más seguro. Un repentino
relámpago le había permitido ver al perro desesperado intentando seguirle sus
pasos.
Esa pareció ser la última carta que se jugaron varias
mascotas, correr detrás de los humanos -aunque varios testigos afirman haber
visto a muchos gatos trepando a los tejados-
Al infierno reinante del fragor del agua, piedras, truenos y gritos de
auxilio, se le habían sumado los aullidos y chillidos lastimeros de un grupo de
perros atrapados por un tronco que les
impedía el paso. Entre ellos iba Zeus, luchando por darse una oportunidad en su
perra vida. El gemido angustioso de los animales había conmovido a un joven que
dijo: “Yo voy a rescatarlos”, y su padre
por no dejarlo solo se fue tras él; los dos como pudieron y en cuestión de
segundos vitales habían arrojado a los animales bañados en lodo e
irreconocibles por encima del
tronco y luego corrieron a protegerse.
El peso mayor de las fatídicas sombras aún no les había caído encima.
Por fortuna ellos sobrevivieron a los estragos de la
noche, pero de los perros no se tenía noticia. Por eso pasado el desastre, la
apenada antigua dueña había iniciado la búsqueda de Zeus, y el hijo de su primo
le había dicho: “Yo creo que salvé ese perro. Imagínate arriesgue mi vida por
un perro que se me hacia popo en el andén de la casa”… Pero ahora no había
rastro del sufrido animalito.
Cuatro días después del desastre y pese al temor de
entrar en la zona arrasada; la dueña y su esposo pensando en que el perro quizá
debía estar herido y padeciendo hambre,
sed y frío; se dieron a la tarea de explorar el sector donde vivía el animal. Lo
que vieron los dejó atónitos: ¡Ya no había casa, únicamente playa y piedras! Sin embargo continuaron la búsqueda; gritando
en medio de la desolación: “Zeus , Zeus ” nadie acudió al llamado de ellos. Aún
guardaban la esperanza que alguien lo hubiera recogido y llevado a uno de los
albergues para animales que algunos voluntarios habían creado.
Sin embargo, pese a que parecía inútil, decidieron seguir
buscando en un radio de acción más amplio, mientras continuaban con sus gritos
de llamado. La búsqueda los llevó hasta un cultivo de cañas cerca del cual
había una casa en la que habían recogido y estaban cuidando a varios perros
solitarios. Hasta allá habían llegado sus voces y un joven de aquella casa había dicho en voz
alta a su padre: “Están buscando a un tal Zeus”, y al instante un perro blanco -quizá
lavado por la lluvia-, había levantado la cabeza y agitado nervioso la cola. “Este
debe ser Zeus” dedujo el muchacho.
Entonces el joven había decidido salir al encuentro de los buscadores con un grupo de perros detrás de él. Y cuando el sufrido animal escuchó que lo llamaban y vio a sus antiguos dueños, “había chillado de contento” y corrido con gran emoción hasta los brazos de su verdaderos dueños. La odisea de Zeus había terminado, era tiempo de regresar a una casa en la que ahora si hay espacio para él.
John Montilla. Esp. Procesos Lectoescritores
jmontideas.blogspot.com
Sector arrasado por la avalancha. (A.D) |
Zeus pocos días después de ser rescatado. (A.D) |
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Excelente narración y muy conmovedora a la vez..
ResponderEliminarWao que historia tan asombrosa, recuerdos de aquel día...
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