lunes, 1 de abril de 2024

UNA ROSA PARA MAMÁ

 (Crónicas de Mocoa)

Por. John Montilla

“Por qué cantáis la rosa,

¡oh poetas! Hacedla florecer en el poema”. (Vicente Huidobro)

 


Después de que ocurrió la tragedia de Mocoa, afloraron muchas historias de todo tipo: De héroes anónimos, de héroes visibles, de rescates y episodios de supervivencia increíbles, por supuesto innumerables capítulos de dolor y por paradójico que parezca hasta algunos hechos tragicómicos, y junto a lo anterior salieron a flote historias que rayan en lo sobrenatural, lo épico, lo inverosímil y lo místico. Algunas de esas cosas ya forman parte de las leyendas que quedaron después de la noche más triste de nuestro pueblo. Una de esas historias de personajes anónimos que agarré al vuelo por ahí, es la que voy a narrar aquí. 

La doña milagrosamente había sobrevivido a la catástrofe, pero por desgracia había perdido a su hija. Como la tragedia sucedió en marzo, cuando llegó mayo, mes consagrado a las madres; el dolor de la perdida volvió a abrir la herida del recuerdo. Y como al parecer nunca pudieron encontrar el cuerpo de su ser querido, el único consuelo que le quedó a la desconsolada señora fue ir a visitar las ruinas de lo que alguna vez fue la casa donde vivió su hija.

Se fue sola una mañana de un domingo radiante, llevando una sombrilla para protegerse del sol de ese día. Caminó con resignación y nostalgia por lo que alguna vez fueron calles y viviendas. Mientras en la recién azotada ciudad, muchos, más que celebrar esa fecha, agradecían a los santos de su devoción el estar en familia en el día de las madres; un gran número de personas al igual que ella recorrían las sendas de los recuerdos. Bordeando las colosales piedras y escombros que quedaron como vestigio eterno de lo que las aguas desbordadas trajeron. Franqueando todos esos obstáculos finalmente llegó hasta lo que fue su hogar.


Con un escapulario colgado del cuello, al que acariciaba con nerviosas manos, fue recorriendo las ruinas de lo que fue la vivienda. Ese día la nostalgia le pesaba más en el alma. Su hija en mayo le llegaba con un detalle que siempre acompañaba con una radiante rosa roja. Pero ese año como ya no había hija, tampoco habría regalo, y por supuesto tampoco tendría la añorada rosa del amor de sus entrañas. Con profunda tristeza se arrodilló en el piso del lugar que tanto compartieron, y lloró su desconsolada pena.  Con sus ya rugosas manos palpó las pocas desnudas paredes que quedaron en pie como queriendo impregnarse de aromas de antaño. Pero ahora el barro y la naciente maleza eran dueños del lugar. Unos vecinos solidarios al verla en su nostálgico deambular fueron en su rescate en esa triste jornada y le tendieron sus manos y abrazos para sacarla del lúgubre lugar.

Luego cuando llegó a su nueva morada, vacía, fría, en la mesas y paredes hacían faltan los retratos de antaño e imágenes de la familia. Hacía tanta falta el calor humano, que otra vez no pudo reprimir su acongojado llanto, y fue entonces cuando una vecina, llamó a la puerta; y aunque afligida, caminó al baño, se echó agua en la cara para enjugarse el rostro y cuando se miró en el espejo para peinarse los cabellos se llevó la sorpresa más increíble de su vida. El impacto fue tal que le produjo una especie de temblor que la sacudió de cuerpo entero, ya que en el rostro que se reflejaba en el espejo descubrió que llevaba entre una de las pinzas de su cabello un hermoso capullo de una rosa roja. 

***

John Montilla: Texto y fotografías

Crónicas de Mocoa (31-marzo-2024)

Fotomontajes: J.M (Murales pintados en las ruinas de una casa del Barrio San Miguel de Mocoa)

Historias: jmontideas.blogspot.com

miércoles, 13 de marzo de 2024

UNA LOCOMOTORA DENTRO DE LA CASA y otros relatos

Por. John Montilla

“He crecido cerca de las vías y por eso sé que la tristeza y la alegría viajan en el mismo tren.”  (Fito Cabrales) 


A la dueña sólo le gustaba arrendarles habitación a estudiantes, pero por alguna razón rompió su habitual regla y una tarde le alquiló un cuarto a un señor y algo inusual ocurrió esa noche en la casa.

Todo iba bien hasta que de pronto a eso de la medianoche, la dueña, el otro estudiante que allí residía, y yo, tuvimos la sensación de que una locomotora se había metido en la vivienda.

La casa tembló y el techo  pareció dar saltos, las paredes se sacudieron y los cuadros perdieron el equilibrio, las delicadas  figuras de porcelana estuvieron a punto de caer de las pequeñas repisas, , los  jarrones de cristal  casi se rompen y los tiernos serafines casi salen volando; el vidrio de la mesa del comedor estuvo a punto de partirse como una galleta, el salero se derramó en la mesa,  la puerta de la nevera se abrió de golpe, los huevos que allí había crujieron, una bolsa de leche abierta se ladeó un poco y empezó a gotear el blanco líquido, el control remoto se cayó del estante y el televisor se prendió justo cuando pasaban las noticias de un terremoto en el otro lado del mundo.  La dueña enfundada en una piyama de grandes flores de colores se levantó espantada con el estrepito de la locomotora. 

Yo al igual que los demás había pegado un salto en la cama, y por supuesto el sueño se espantó, también.  Abrí la puerta de mi cuarto y vi a la doña, despelucada, echándose la bendición y asombrada, al tiempo que me señalaba con su mano derecha la puerta de la habitación del nuevo inquilino.

El ronco trepidar salía de ese cuarto, confieso que nunca en mi vida había escuchado a alguien roncar con la fuerza y la sonoridad con que lo hacía dicho señor. Los residentes de la casa no pudimos dormir esa noche; el hombre tenía un sueño de carro viejo enterrado en un barrizal, imposible de despertar.

Muy temprano al día siguiente la doña le pidió la habitación al ruidoso dormilón porque se iba a quedar sin el resto de inquilinos y sin poder dormir más.  El hombre todo apenado, entonces confesó que sufría de ese difícil problema. Recogió sus bártulos y se fue.

Me pregunto que habrá sido de la vida de ese infortunado personaje: ¿A cuál estación lo habrán llevado la carrilera de su ruidosa nocturna existencia?

*** 

John Montilla: (Neiva: 28 -XII-2023)    -Relatos de mis memorias

SER “BUENA PAPA”

El vendedor ambulante instalado frente a la clínica había dado los precios de sus productos: Las empanadas a mil pesos, las papas rellenas a dos mil pesos, y las arepas de huevo a tres mil pesos, Esto último era lo que quería la niña, quizás de unos siete u ocho años. La mamá de la menor se puso a buscar y contar las monedas que tenía en una trajinada carterita de color rosado y acto seguido se palpó todos los bolsillos tratando de encontrar dinero en algún rincón olvidado de su vestimenta para luego concluir diciéndole con cierta frustración a su hija:

“No me alcanza”.

El gesto de decepción en el rostro de la niña fue bastante evidente, entonces decidí intervenir de forma cordial:

-Tome la arepa señora, yo se la pago.

La señora me respondió con un “Dios los bendiga”; tomó la arepa y se la pasó a su hija al tiempo que le pedía que agradeciera por ello. La niña así lo hizo y luego feliz se puso a comer.

La emoción de las personas que estábamos a esa hora comiendo en la calle fue bastante evidente ante este pequeño cuadro de inocencia infantil.

Cuando terminó, ella y su madre se dispusieron a cruzar la calle.  La niña alzó la mano en señal de despedida, al tiempo que volvía a repetir con una vocecita repleta de ternura “Muchas gracias, señor.”

Fue un episodio espontaneo, inocente y reconfortante para quienes estábamos lejos de casa la noche de navidad.

***

Coletilla: “Ser buena papa” en Colombia, significa ser buena persona con los demás.

***

John Montilla: (Neiva: 24 -Dic-2023)          -Relatos en mi camino

CORTE A LA FIDELIDAD

Hoy, después de tanto tiempo de fidelidad.

He roto ese lazo de confianza.

No fue culpa mía;

las circunstancias me llevaron a ello.

Fue el tiempo

y la distancia

El tiempo porque hace días que necesitaba ver a alguien como ella

y no podía esperar.

Y la distancia porque estaba lejos de casa.

Por eso hoy rompí el espejo de la lealtad:

Pasaba frente a una puerta de cristal y la vi a ella.

Rubia, de un rubio artificial, pero no me importó mucho.

Ojos claros, bella, rostro festivo.    

Intenté abrir la puerta y no pude,

Entonces ella me franqueó el camino desde adentro.

Lo suyo fue una invitación que me llevó a la traición

Me hizo pasar.

Con una amplia sonrisa comercial me envolvió en sus dominios.

Me invito a que me sentara en un cómodo sillón blanco.

Pude sentir la suave fragancia de su perfume mientras se hacía a mis espaldas.

No me cubrió de besos,

sino que cubrió mis hombros con una delicada y transparente capa plástica.

Me pasó las manos por la cabeza

y luego con voz dulce me hizo la pregunta,

que ya consideraba olvidada:

 ¿Cómo quiere su corte de cabello?

Y fue así, como después de tanto tiempo de fidelidad,

traicioné a mi peluquera.

***

John Montilla (Neiva: 30-Dic-2023)               - Divagaciones

Fotomontajes con imágenes tomadas de internet


TAMALTRIX

Por. John Montilla

“¿Qué es real? ¿Cómo defines lo real? Si estás hablando de lo que puedes sentir, lo que puedes oler, lo que puedes saborear y ver, entonces lo real son simplemente señales eléctricas interpretadas por tu cerebro.” (Morfeo en Matrix)

Me sorprende que por los barrios aún siga pasando el señor de los tamales. Todos en algún momento de nuestras vidas hemos escuchado a uno que pasa como alma que lleva el diablo pregonando por las calles: “Tamales, tamales, llevo los tamales.” Y cuando lo escuchas en la mañana, todavía estas acostado, entonces te levantas de un salto, y corres por las chanclas, con la única intención de hacer que se detenga; imposible pensar en agarrar dinero para pagar. Te asomas a la ventana o la puerta, y alcanzas a ver que el hombre va justo doblando en la esquina más próxima.  Perdiste otra vez la oportunidad del desayuno listo.

¿Por qué nadie en la cuadra le compra?, ¿Por qué el vecino nunca madruga y lo detiene por nosotros?, ¿Dónde los vende, si nadie alcanza a comprarle? ¿A dónde viajan los tamales? Todo un enigma.

Y, aun así, el señor sigue pasando, como si fuera ajeno al mundo en que vivimos, imperturbable al paso del tiempo. O tal vez él no es real y no pertenece a este universo y sigue pasando porque es un “bug”-es decir un error del sistema- de esta simulación que conocemos como universo. Tal vez si desciframos el misterio del momento en que se venden y acaban los tamales viajeros podamos encontrar la salida de la “matrix”.  Quizás el día que amanezcamos con el rostro pegado a la ventana y “capturemos” al señor de los tamales justo cuando pase por nuestro “portal” y logremos comprarle uno, nos liberemos de esta simulación.

                                                              ***

John Montilla (18-II-2023)

Divagaciones (Adaptación)

TAMALTRIX - II (RECARGADO)

La maravillosa nave galáctica de los tamales vuelve a escucharse fugaz un domingo en la mañana, es como un rayo que aparece y desaparece en segundos, pero esta vez se alcanza a percibir un mensaje claro y enigmático: “

“Lleve los tamalitos, estos tamales te alisan el pelo, te quitan las arrugas y te ponen los ojos azules:”

Alguien sugiere demandar al piloto de la nave por publicidad engañosa, pero antes tienen que atraparlo, pero la mayoría quizás crea que este alimento lleve cubierto en su envoltura la fuente de la eterna juventud y por eso corren detrás de él con la esperanza de alcanzarlo, para así tratar de develar el incomprensible misterio que “envuelve” su prodigioso manjar legendario. Puede ser que los “Tamaltrix” tengan las propiedades que desafían toda lógica y sentido común.  Tal vez al probarlos no sólo satisfagan nuestro apetito, sino que también desencadenen una serie de efectos inexplicables que nos sumerjan en un mundo de metafísica y realidades alternativas.  

Es posible que, tras el primer bocado, se experimente una metamorfosis instantánea y se cumpla lo que pregona hasta el cansancio con su megáfono sideral o hasta más, quien quita que después de haber quitado las olorosas y verdes hojas de plátano ya cocinadas y consumido el producto el rango de beneficios aumente. Que tal que luego puedas predecir el futuro viendo el reflejo de los objetos, o adquieras la habilidad de doblar el espacio-tiempo o te den la capacidad de leer los pensamientos de perros y gatos. O también que tus manos se conviertan en una especie de detector sónico que te permita encontrar objetos perdidos y en últimas una vez consumido el producto que puedas comunicarte con seres de mundos paralelos a través de los eructos.

Pero el señor de los tamales que se revela como el guardián de esa receta mágica que conecta nuestra realidad con otras matrices de existencia es inalcanzable para nosotros, simple mortales con hambre en la mañana dominical. ¿Será posible que al alcanzarlo nos lleve a un “portal gastronómico” en el que podamos trascender de extraña simulación en la que estamos atrapados? Los “Tamaltrix” podrían ser el vínculo perdido que nos lleve a descubrir la verdadera naturaleza de nuestra existencia en este laberinto cósmico.  Pero para eso tienes primero que lograr alcanzarlo y eso es algo que está muy lejos de nuestras posibilidades humanas, sobre todo si él va en un vehículo espacial y tú intentas corretearlo en sandalias y en piyama.

***

John Montilla (5-XI-2023)

Divagaciones

Fotomontaje con imágenes tomadas de internet

Historias: jmontideas.blogspot.com 

domingo, 12 de noviembre de 2023

¿POR QUÉ FUE PENALTY PARA ARGENTINA?

 Por: John Montilla 

“Al futbol se juega con el cerebro.”  Johan Cruyff

-GARCÍA MÁRQUEZ: Eso fue una crónica de un penalty anunciado.

-MARADONA: Era penalty.  Yo vi la mano … de Dios.

-SHAKIRA: El árbitro estaba facturando.

-EL PRINCIPITO: El árbitro no vio toda la jugada “lo esencial fue invisible a sus ojos.”

-NEIL ARMSTRONG: Ese penalty fue un pequeño paso atrás para el futbol y un gran salto de “la pulga” hacia el título.

-SHAKESPEARE:  Ser o no ser penalty esa es la cuestión.

-SÓCRATES: El árbitro no sabe de futbol.

-DESCARTES: Pienso que el penalty no existió.

-VAN GAAL: Ese penalty estaba premeditado de “anteMANO”.

-CHARLES DARWIN: La involución del juego llevó al árbitro a señalar el penalty. 

-VAN GOGH: El árbitro cortó la oreja de la justicia y la mostró como prueba del penalty.

-GEORGE ORWELL: El Gran Hermano del VAR confirmó que fue penalty.

-GROUCHO MARX: Si no les gusta este penalty, tengo otros.

-ALBERT CAMUS: El penalty fue un absurdo existencial en medio del campo.

-NEWTON: La manzana de la gravedad del penalty cayó en el área.

-COCO CHANEL: El penalty no fue un gesto de elegancia en el campo.

-EDGAR ALLAN POE: El penalty fue como la sombra de un cuervo negro que oscureció la cancha.

-ISAAC ASIMOV: El penalty fue una muestra de la “Inteligencia Artificial” del árbitro.

-CHAPLIN: El penalty fue como una comedia de errores que terminó en gol.

-FREUD: El penalty fue el sueño oculto de Messi que revelo su deseo reprimido de ganar.

-HEMINGWAY: El hombre hubiera sido destruido, si hubiera sido derrotado.

-CRISTOBAL COLÓN: Para que Messi llegara a donde no había estado antes.

-MARIE CURIE: La radiación de los jeques en el penalty es innegable.

-FERNANDO VALLEJO: El penalty fue un hp capítulo oscuro de la novela futbolística.

-PLATÓN: El penalty fue la sombra percibida en la pared de la ca-VAR-na del futbol.

-MAQUIAVELO: El penalty tenía un fin. La FIFA justifica los medios.  

-SHERLOCK HOLMES: El misterio del penalty se resuelve con la lógica de los dólares.

-PABLO NERUDA: Fueron 20 minutos de juego y una jugada desesperada.

-NIETZSCHE: El futbol ha muerto … ¡Viva el penalty!

-EINSTEIN: La relatividad del penalty depende de si te lo pitan a favor o en contra.

-BOTERO: El peso de una mano poderosa en el partido fue de proporciones exageradas.

-STEPHEN HAWKING: El penalty fue un agujero negro en el espectáculo.

-DA VINCI: El penalty fue una obra maestra de la controversia en el futbol.

-STEVE JOBS: El penalty fue un fallo en el diseño del campeonato en tierra de los camellos.

-JESUS: Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que a un pobre le piten cinco penaltis en un campeonato.

-EDUARDO GALEANO: El penalty fue una cortante sombra más que abrió otra vena al deporte rey.

-ROUSSEAU: El penalty no nació limpio, la sociedad lo corrompió.

-STALIN: ¡Fusilen al arquero… de un balonazo!

-PETRO: Una prueba de cómo los combustibles fósiles afectan también al futbol.

-URIBE: Yo vi una mano “firme”.

-SAMPER: Si hubo penalty, fue a mis espaldas.

-REVISTA SEMANA: El penalty fue culpa de Petro.

-RCN: “Fue penalty”, dice Semana.

-AMPARO GRISALES: Fue una buena actuación, pero eso “No se llama penalty”.

-REFISAL BONNET: Casi hay penalty para Colombia, se salvó la albiceleste. Atención señores, tremendo contragolpe: Penalty para Argentina, expulsado el arquero de Colombia.

-CARLOS ANTONIO VELEZ: Difícil concluir si fue o no fue penalty porque la jugada tenía una matriz de estrategias poligonales en evolución, donde los movimientos tácticos de las piernas de los jugadores se entrecruzaron cual líneas paralelas en una intersección, creando una dinámica matemática cuyo resultado fue una zancadilla a un centímetro fuera del área chica.

-PROFESOR DE PRIMARIA: Porque querían que “el pequeño” aprendiera a ganar cosas grandes.

-PROFESOR DE SECUNDARIA: Se los explicaré en términos numéricos, pero no podrán comprenderlo.

-PROFESOR DE UNIVERSIDAD:  Para saber porque fue penalty lean la historia del porqué los futbolistas se van a jugar a la tierra de los camellos.

-ATEO: El penalty no existe.

-USTED: …

-YO:  Divago con ese penalty.  

John Montilla ( 12-XI-2023)

Divagaciones

Imagenes tomadas de Facebook.

Historias: jmontideas.blogspot.com

sábado, 14 de octubre de 2023

SERENATA PARA SATANÁS

 Por: John Montilla  

“Sólo voy, donde me lleva la guitarra.” Angus Young

El músico estaba cómodamente sentado en un sillón de la sala de su casa viendo las noticias de la noche. Había dejado abierta la ventana que daba a la calle y con la cortina recogida para que entrara la fresca brisa de la hora. Cuando de repente sintió el trepidar de unas motocicletas que llegaron a toda velocidad y se detuvieron en secó frente a la vivienda; algunas piedrecillas levantadas por las llantas de los potentes vehículos fueron a estrellarse contra la puerta metálica de la entrada. Fue como un fugaz tintineo que anunciaba la visita de los mensajeros de la muerte.

En segundos se escucharon unos golpes firmes pero acompasados en la puerta. Querían entrar por las buenas. El músico, sorprendido por los rápidos sucesos sólo había atinado a voltear la cabeza y mirar hacia afuera. Alcanzó a vislumbrar las motocicletas y unas sombras en el exterior. Cuando escuchó los golpes en la entrada, dudó por un momento en que hacer, pero sabía que no tenía opción. Los de afuera lo estaban observando. Dedujo en que si hubieran querido hacerle algo ya desde la calle podrían haberlo hecho; con este pensamiento se dio valor y procedió a abrir la puerta.

Dos tipos armados entraron a la sala. Lo saludaron como si lo conocieran, al fin y al cabo, ellos con seguridad tenían información sobre él, por algo habían ido directo a su casa y luego sin darle vueltas al asunto, le soltaron: “Nuestro comandante está de cumpleaños y quiere una serenata”. El músico se quedó frío, no se esperaba una cosa así. Los hombres siguieron: “Así que agarre su guitarra y vamos”. Para tratar de ganar tiempo y asimilar la situación les había dicho que primero necesita templar su guitarra.

Los intrusos no tuvieron más opción que esperar, en tanto el músico, descolgaba su instrumento de la pared, la sacaba del estuche y comenzaba a ensayarla; los nervios no le permitían coordinar bien sus movimientos ni en el diapasón ni en las cuerdas; cuando de pronto vio su salvación de momento: En la biblioteca vio una caneca de aguardiente que tenía la mitad de su contenido, la agarró y se mandó un buen trago: “Es para calentar la voz”- les dijo a los que lo esperaban y por mera cortesía les ofreció; ellos se negaron a recibir; cosa de la que mentalmente se alegró porque sentía que necesitaba una botella entera para él solo. Entonces de otro par de grandes tragos se la bebió como si fuera agua. Una vez tuvo templados los ánimos y la guitarra decidió que ya estaba listo. Les dijo que iba por su chaqueta, uno de ellos se fue con él hasta la habitación por la prenda.  Luego preguntó si se podía ir en su propia motocicleta, pero ellos se lo negaron y le dijeron que ellos mismos lo llevaban.

Cuando estuvo en la calle cayó en la cuenta que le iba a ser difícil dar esa serenata solo, así que les dijo a “sus guardianes” que necesitaba ir por el compañero con quien acostumbraba a tocar. Los hombres le habían respondido:

-“No se preocupe, que también a él ya lo fueron a recoger.”

Pidió que le dejen comprar una botella de aguardiente, y también le dijeron que por eso tampoco se preocupara que allá le daban.

Luego lo hicieron subirse de parrillero en una de las motocicletas. El músico agarró con fuerza su guitarra- su vieja amiga, con ella se sentía acompañado- y arrancaron literalmente “como alma que lleva el diablo”, hacia donde el mismísimo satanás, a dar la más insólita serenata de su vida.


John Montilla (4-IX-2023)

Crónicas

Fotomontajes: imágenes tomadas de internet

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NIÑO VENDEDOR DE MANDARINAS

 Por: John Montilla

“Más fácil que pelar una mandarina.”  Frase popular.

El reloj ya marcaba más de las dos de la tarde. El calor a esa hora era intenso; los que estábamos en el restaurante sudábamos a la sombra y fue entonces cuando vimos llegar al chico en su bicicleta. De manera ágil se bajó del aparato al tiempo que agarraba con destreza una canasta de plástico en la que llevaba unas bolsas con fruta.

 Se acercó a nosotros y con una voz un tanto ronca, tímida y cordial nos preguntó si le comprábamos mandarinas. Su rostro estaba lleno de polvo y el sudor le corría por su frente y su cara. Se limpió un poco con su mano, mientras se quedaba expectante a nuestra respuesta.  

 Le dije al colega con quien estaba: “Le voy a colaborar comprándole una bolsa a este chico trabajador”. Él puso la canasta en el suelo y permitió que escogiera el producto.  Mientras hacía esto noté que no quedaban muchas bolsas en el recipiente, entonces le pregunté qué desde que horas estaba vendiendo y cómo le había ido con las ventas. El niño de las mandarinas, respondió que había salido temprano en la mañana, pero que sólo había vendido un paquete.

-“Un señor en la esquina me compró una bolsa no hace mucho”- nos contó.

 Mi compañero, también expresó la intención de comprarle, mientras le cuestionaba que por qué no usaba una gorra para protegerse del sol que estaba muy fuerte. “No tengo”, fue su respuesta. Cuando le indagamos si ya había almorzado, con toda tranquilidad dijo que él comería cuando llegara a su casa allá en la vereda, que antes tenía que trabajar.  Unos minutos más habían pasado en el gran reloj adosado a la pared.

 Entonces mi compañero llamó a la mesera y le preguntó si aún tenía comida y le pidió un almuerzo para el niño. Al chico se le iluminó el rostro y sólo atinó a decir gracias. Se sentó presto a la mesa; ni siquiera se acordó de su bicicleta tirada al borde de la acera. Le recomendamos que la dejara junto a la puerta, él así lo hizo y se puso a comer con todo deleite mientras nos contaba que él bregaba para ayudar a su mamá que se había quedado sin trabajo al parecer por un problema de salud en su vista. “Mi hermana y yo trabajamos para ayudar a pagar el arriendo.” Ahora parecía la voz de un hombre adulto hablando mientras cuchareaba.

 Antes de irme, le compré otra bolsa más de mandarinas, al tiempo que le pedía que me permitiera tomarle una foto. 

El chico seguía comiendo mientras el rostro de complacencia de la mesera resumía esta historia. 

 Si ven al niño de las mandarinas en su bicicleta no duden en comprarle.

John Montilla:  Texto e imagenes 

Relatos en mi camino

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9-X-2023

domingo, 30 de julio de 2023

LESLY, EL PROFESOR Y LOS SUEÑOS

 Por. John Montilla

Ahora se llama Lesly,

Desde la primera vez que leí su nombre

Supe que algún día se lo cambiaría.

Nunca le expliqué la razón

Era muy niña para comprenderlo.

Tampoco tuve el valor de decírselo a sus padres.

Por eso no me fue fácil volver a encontrarla

Después de más de dos décadas.

Siempre tuve la curiosidad por saber que había pasado

Con esos chiquillos a quienes tuve como estudiantes

en primer año de escuela primaria.

Tanto para ellos como para mí

Fue una primera vez

Ellos iniciando la escuela;

en una zona apartada donde los niños pasaban directo de la casa al aula de clase.

Yo primíparo frente al tablero,

con mi mochila vacía de experiencia,

pero lleno en expectativas, energía, voluntad y ganas de hacer bien las cosas.

Me dieron el reto de enseñarles el A, B, C a ese grupo.

Y allí estaba esa niña, Lesly, se llama ahora.

Bella, curiosa, alegre, juguetona, inteligente y ávida de aprender.

Sonrisa a flor de labios y ojos a la expectativa cada día. 

Una radiante flor del campo, bañada con el roció de la mañana.

Pequitas en su rostro, alma de ángel, con un universo por conocer.

Un frágil pajarito al que le crecían alas para echar a volar. 

Ella aprendió pronto la magia de la palabra escrita,

A ella y a la mayoría de sus compañeros

les di las llaves de la puerta de la “entrada al saber”.

Les abrí las páginas de los libros y la biblioteca

y después de ese año me marché.

No regresé.

Un cuarto de siglo después vine a saber de ella.

Giros de la vida.

Siempre intenté encontrar a mi profesora de primero de primaria

Nunca pude conseguirlo.

Así que lo hice a la inversa.

Fui al encuentro de mi estudiante de primero.

Y lo logré.

En el mar de la tecnología, encontramos un puente que nos acercó.

Las primeras palabras del “reencuentro virtual” me alegraron ese día especial.

“¿Usted fue mi profesor de primero, verdad?

Es una sensación agradable saber que alguien te llevaba en su memoria. 

Le respondí que ella acababa de escribir una de las frases

más memorables que yo recordaba de mí trabajo como docente.

Me saludo de forma cordial

y a renglón seguido me dijo algo que me hace sentir orgulloso de mi profesión:

“La verdad no tengo ni idea porque yo lo quería tanto.”

Confieso que me emocioné,

Y mis pensamientos se pusieron a escarbar en el baúl de los recuerdos:

Le conté algunas cosas del pasado:

Que conservaba algunas fotos de su grupo.

Que aún recordaba el letrero que puse en una pared del salón de clase:

“De tu esfuerzo, depende tu futuro.”

Que aún tenía una hoja de papel con el nombre escrito de puño y letra de cada niño.

Le dije que fui el primero en llamarla por su segundo nombre.

Ella me dijo, entre risas:

“Odiaba mi primer nombre.”

Le dije que eso lo había intuido desde el primer día.

“Mis compañeros me hacían bullying en el colegio.” Me confirmó.

Le pregunté que si se lo había cambiado antes de cumplir 15 años.

Me dijo, que lo hizo antes de graduarse de la universidad.

Que no lo había podido hacer antes,

porque la situación económica no era la mejor en su familia.

“Pero que esas situaciones difíciles fueron su motivación para salir adelante,

Que siempre supo que no se iba a quedar como si estuviera atrapada en un hueco. “

“Que era una gran soñadora.”

Me contó con nostálgicas palabras:

“Me acuerdo que me acostaba en el patio de la finca en las noches a contemplar las estrellas y echaba a volar mi imaginación.”

Me contó que no fue fácil para ella la universidad.

Episodios:

-“Si me iba en bus no comía y si comía tenía que irme caminando una hora.”

Pero que nunca se desmotivó.

Que seguía con el sueño de no quedarse siendo una Cenicienta.

Uno de los tantos cuentos que les leí en clase.

“Siempre me imaginaba vestida super elegante y usando tacones.”

Pero con los pies puestos sobre la tierra.

Ahora, agradece que no tiene que andar en tacones porque no le gustan.

Volvimos sobre mis pasos, y se refirió de nuevo a mí:

-“Recuerdo que siempre le hablaba a mi mamá de usted.

Siempre le preguntaba qué:

¿Qué sería de usted?

¿Qué dónde estará?

¿Qué usted de donde era?

Y me reafirmó:

“Que siempre me tuvo en su pensamiento.”

Es casi lo mismo que toda la vida he pensado de mi profesora de primero.

Gratitud eterna con ella.

Me dijo Lesly “que siempre soñó con vivir en una ciudad grande.”

Ella más que volar en sus sueños.

Dio un gran salto.

Ahora vive en Australia,

la tierra de los canguros.

Estando ella tan lejos fue que coincidimos.

Cuando ella comenzaba a aprender una lengua extranjera.

Le dije que ahora también podría enseñarle eso.

Fue como reiniciar el A, B, C,

pero ahora en inglés.

Aunque la frase que me llegó a lo más profundo del corazón me la dijo en español;

fue como un premio por mi trabajo hecho hace ya tantos años:

“Usted ha sido mi profe favorito de toda la vida."

Me hubiera gustado poderle decir eso,

a mi profesora de primero.

Gracias: Lesly Roció.

***


John Montilla: Texto y fotografías 1, y 2 . Fotomontaje 3.  Lesly Rocio O. 4 y 5.

Relatos de mis memorias

Historias en: jmontideas.blogspot.com 

(13-V-2023)