miércoles, 16 de abril de 2014

¡ESTÁN REGALANDO PAPAS!

Por: John Montilla
 ¡Están regalando papas! , eso le escuche gritar a un vecino de forma apresurada, y mientras él se iba a alistar a toda prisa una costal para llenarlo con las papas que esperaba recibir; Yo simplemente me dije: Esto hay que verlo para creerlo; y agarré mi cámara para ir a registrar el insólito acontecimiento.

La curiosidad me lleva a preguntar de antemano: ¿Y eso por qué?, ¿Que pasó? : Me dicen a las carreras, que supuestamente una tractomula cargada de papas se varó y que por eso están regalando la mercancía.
Pero, ¿Por qué regalar las papas cuando estas se pueden vender? Nadie tiene una respuesta. De manera seca alguien repite que están regalando papas y punto. Bueno, todo es posible; y luego se me viene a la mente un episodio que me contaron sucedió hace unos años; cuando en el sector de la inspección del Pepino se varó un carro tanque completamente lleno de leche, y esa sí que tuvieron que regalarla porque el producto se iba a perder. Vagamente me confirman que muchas personas corrían llevando cuanto recipiente pudieron cargar: baldes, tarros, cantinas, botellas, jarras y todo lo demás que usted se quiera imaginar. Así que: ¿Por qué no pueden también regalar papas ?… Tenía que cerciorarme de ese rumor y eso fue lo que hice.
 
Pero, antes de entrar de lleno sobre el asunto de la papas; no está por demás señalar simplemente por cuestiones de gusto narrativo diversos acontecimientos de “gente generosa” repartiendo a manos llenas ; basta recordar esa leyenda que surgió en esos nefastos tiempos de las pirámides, cuando el dinero se multiplicaba como por arte de magia y en los que se hablaba hasta de carros fantasma repartiendo plata; por tanto, no tendría nada de raro encontrar una gran tractomula -de entre las miles que nos tienen invadidos con toda su parafernalia petrolera-; siquiera una, aunque sea una, (debe ser que esa gente come mucho), y entonces, por qué no encontrar como regalo divino una tractomula varada y atiborrada de ese vital tubérculo para repartirle algo de comida a este necesitado pueblo.

Divagando un poco más, me remonto hasta la bíblica historia de los israelitas a quienes la comida les llegó del cielo con el nombre de maná; con lo cual me atrevo a imaginar que aquí también un milagro es posible; Así que mientras que a ese histórico pueblo, el pan le cayó de los aires; a este que es un aguantador y pasivo pueblo le pueden caer papas de un gran tractocamión. Quizás ya haya llegado la hora que se cumpla ese viejo anhelo cantado por Juan Luis Guerra: “Ojalá que llueva café en el campo, que caiga un aguacero de yuca y té …” ,“ bajar por la colina de arroz graneado…”, y “ una llanura de batata y fresas …” ojala que llueva café, papas y todo eso en Mocoa.

Entonces, mientras yo ya iba con toda esa carga de curiosidad; mi vecino, por su parte con su costal preparado, también salía raudo en pos de su carga de papas. Nos dirigimos a la Avenida Colombia, pues hacía allá corría la gente, y al momento nos enteramos que NO existía la tal tractomula cargada de papas, todo habían sido rumores; pero luego rápidamente alguien más nos dijo que estaban repartiendo papas, pero en el coliseo de la Villa Olímpica, por supuesto que nos fuimos al instante para allá. Llegamos y descubrimos con sorpresa que no estaban dando papas, sino que lo que estaban entregando era bultos de papa.
 
Así como se oye (o ve): “Bultos de papa”, y surgen los interrogantes: ¿ Y eso ?, ¿Quién mando si las elecciones ya pasaron y las otras aún se demoran?, Lo cierto, es que pude ver a más de un paisano salir con un pesado bulto de papá para llevárselo al hombro, unos los echaban en carretas, otros en taxis, y algunos otros afortunados salían arrastrando a cuatros manos su pesada carga, por entre la gente que ya se empezaba a aglomerar a pesar de los charcos y el barrizal que ya se estaba formando.
Las preguntas aún persistían, ¿De dónde sale esto?, ni idea; pero, al parecer el producto ya había sido almacenado de antemano en el coliseo, y estaban en una jornada de entrega. Los criterios, dijo una señora que llevaba la cédula en sus senos mientras arrastraba un bulto de papas: “Hay que llevar la cedula y hacerse registrar en unas planillas”; en esa tarea pude ver a unos funcionarios trabajando en un sistema. La verdad no me quedó claro, el porqué de ese evento. Ya que de un momento a otro la operación se suspendió por que se formó un desorden tremendo con lo cual, los encargados de ello dijeron que reanudarían en horas de la tarde.

Mi pronóstico para la jornada de la tarde no era bueno: Será peor, pensé. Como al parecer creo que sucedió. Una fuente me dice que hubo trifulca; Según me contaron, la muchedumbre se enojó porque supuestamente a una persona a quien ya le habían dado cuatro bultos, llegaba por más. (La gente siempre exagera los hechos); no hay quinto malo dicen, además no todas la papas estaban buenas, el olor permite detectar una papa podrida de manera fácil. Lo cierto es que parece que la cosa no terminó bien. El asunto de las papas quizá se puso “explosivo”. Por mi parte aún sigo con las dudas, por lo pronto apunto lo que le escuché a la gente: Que las benditas papas eran una donación para los damnificados por el invierno, otros que era cosa de políticos, otros que era productos represados del paro campesino o que había sido incautados de contrabando, y otros que “patati que patatá”.
 
Total, todo un costalado de dudas, esas habría que pedirle a las autoridades que las aclaren, por mi parte obtuve las fotos y una historia que contar; y mi vecino lo único que consiguió con su costal al hombro, al meter los pies en un sucio charco fue salir con sus zapatos bien “emPAPAdos”, para la próxima para él ojalá que llueva café en el campo.

John Montilla.


Esp. Procesos lecto-escritores

(foto café: israelpz.blogspot)

EL MEJOR REGALO DE CUMPLEAÑOS DEL MUNDO

Por: John Montilla

Crónica de un niño común y corriente, de buen desempeño escolar, amable y respetuoso con los demás; poseedor de un carisma que le había hecho ganar muchos amigos propios de su edad; y a quien de repente le cambió drásticamente la vida a raíz de una desgracia familiar.

Por razones que desconozco, este jovencito perdió la mitad idéntica de su vida; es decir, se le murió un hermano gemelo y desde entonces su vida sufrió un giro de ciento ochenta grados; y ese muchacho dejó de ser la persona sonriente y amigable que sus más allegados conocían: La alegría desapareció de su rostro, entró en un encierro tanto sicológico como físico, ya que se la pasaba encerrado en casa y sin hablar con nadie. Dejó de salir a la calle con lo cual se alejó de sus buenas amistades y se quedó sin su vida social. Pasó a un total estado de ensimismamiento, hasta casi llegar a convertirse “en un objeto más de la casa”. Según cuenta una de sus hermanas.
El único vestigio de su existencia en su hogar, era que aún, escasamente le pedía la bendición a su madre, pero con el pasar de los días este hábito de respeto, paulatinamente fue desapareciendo, hasta que llegó un momento en que volvió a salir otra vez de casa, y se lo empezó a ver junto a un par de jóvenes, de quienes en su barrio no se tenían buenos comentarios, y a su familia les llegó el rumor de que no eran una buena amistad por cuanto se decía de ellos que llevaban una vida libertina y de consumo de drogas.
Luego su familia se dio cuenta que lo iban perdiendo, ya que se volvió huraño y grosero; según cuenta uno de sus familiares: “Con mi hermano ya no se podía; si le decíamos que se aleje de esos muchachos, era perder el tiempo porque no nos hacía caso y además reaccionaba de forma ofensiva”. Y desde entonces comenzó a llegar tarde a la casa; ya que ahora salía todos los días temprano y llegaba muy entrada la noche, y a veces llegaba, comía y volvía a salir. Todas estas circunstancias hicieron que al final la relación con su familia cambiara de manera radical.
De un momento a otro se volvió más agresivo y grosero en su trato. Cuenta una de sus hermanas: “A mí no me podía ni ver, porque hasta mirarme le molestaba”. Es decir que su comportamiento empeoró de forma muy visible. Ahora se hacía notar en la casa, pero por sus gritos e insultos con los que siempre contestaba, ya que se había vuelto muy rebelde y violento, hasta el grado que hacía llorar a su madre con esta mala actitud. Ya que nunca estaba de buen humor; y en los días que se notaba que había consumido drogas eran mucho peores para todos ellos, pues intentaba agredir a la gente de la casa ya sea con palabras o de forma física. Tristemente señala su hermana: “Pasó de ser un vegetal para convertirse en el temor de la casa”.
Esta crítica situación familiar pasó del plano personal al de desquitarse con las pertenencias; ya que cuando se enojaba o no le prestaban atención, aparte de gritar e insultar empezaba a desquitarse con las cosas. Me cuenta su hermana: “Cuando se molestaba por algo conmigo y yo no estaba en casa, cogía mi armario, mi ropa y lo volvía un desastre, en varias ocasiones llegué a casa y encontré mi ropa tirada por todo el cuarto”. “Mis cosas personales hechas nada”. “La ropa mas nueva pisoteada”. “Nunca podíamos dejar nada de dinero en casa, ya que siempre se perdía lo poco que guardábamos”. “Y no podíamos ni atrevernos a mencionar que había sido él porque se alborotaba y armaba tremendos escándalos”.
Para complicar aún más el estado de las cosas; meses después consiguió una novia a quien luego llevó a su casa. Así describe este capítulo la hermana: “Los primeros días la muchacha era muy bien, ayudaba en algo en los quehaceres del hogar y era muy atenta, pero luego al percatarse del caos familiar que reinaba dejó de colaborar”. Y entonces al igual que el hijo descarriado sólo esperaban que los atendiera la abnegada madre. Con el paso de los días la intrusa hasta insolente se volvió y lo qué es más ninguno aportaba con los gastos de la casa; pero eso sí, la sin igual pareja tenía la desfachatez de aguardar a ser atendidos por las mujeres que bregaban por traer algo al hogar.
Por si algo más podía faltar a este drama familiar, meses después apareció otra muchacha diciendo que estaba embarazada y que el joven protagonista de este relato era el padre. Por supuesto que él negó esa responsabilidad y lamentablemente cuando la niña nació, a pesar de una prueba de sangre contundente que certificaba que él era su progenitor, la criatura sufrió los desprecios de su padre. Dice uno de sus familiares: “Nada valió para que la viera de manera diferente y con tanto problema en el hogar nadie de la familia se atrevía a reconocerla como tal.” Ya que, según ellos nunca tuvo un noviazgo formal con la madre de la bebé, hasta el punto de decir que ni siquiera sabían que existía, sino hasta el día que se presentó en la casa.
Este drama familiar ya iba llegando a cuatro años largos de lamentables sucesos; incluida la víspera de uno más de los cumpleaños de nuestro tristemente célebre personaje, quien llegó esa noche como siempre de mal humor y con su vocabulario hiriente por delante. Cosa a la que por desgracia su familia ya se estaba acostumbrando. Pero a la mañana siguiente; día de su CUMPLEAÑOS; sucedió el milagro, cuenta su hermana: “Al iniciar el día recuerdo que se levantó temprano y fue a saludar a mi mama a la cama con un abrazo y un beso.” Un acto inesperado después de meses sin ningún gesto de cariño con nadie en el hogar.
Luego el joven salió del cuarto de su mamá y al rato regresó y se pusieron a conversar. Y de repente se puso de rodillas ante su madre y le pidió que lo perdonara por todo su mal comportamiento de los últimos años: “Le dijo que la quería mucho y que ella era la persona más importante de su vida, que le prometía que desde ese día las cosas cambiarían”. Continúa el relato su hermana: “Para mi mamá, como para todos era increíble que él estuviese hablando en serio, pero cuando estaba hablando con ella se miraba tan real su decisión que a todos nos tenía completamente sorprendidos”.
Entonces para sorpresa de su familia, el joven se desprendió de un bolso canguro que siempre solía llevar consigo y en el que acostumbraba a llevar sus dosis de vicio. Le entrego ese objeto a su mamá, y le pidió que lo echara al fuego como primera prueba de que sus palabras eran totalmente sinceras.
Su desconcertada hermana luego refiere: “Él nunca me demostraba aprecio y menos hablaba conmigo, pero ese día me abrazó, me pidió perdón y me dio un beso en la frente y me dijo que yo era un orgullo para él.” ella continúa la narración emocionada: “Él me habló y me aconsejó, me dijo que no teníamos que guardar rencores y menos andar peleando entre hermanos ya que eso le afectaba a nuestra madre más que a cualquiera.”
Su hermana prosigue narrando: “Me dijo que siguiera juiciosa estudiando que no hiciera lo que él hizo, desperdiciar parte de su juventud en cosas tan dañinas como las que había hecho; además ese mismo día fue y llamó a mi hermano mayor con el que no hablaba desde que su hermano gemelo falleció, le pidió disculpas por todo y le dijo que quería que viniera para hablar con él personalmente, ese memorable día de su cumpleaños habló con todos los hermanos y a todos les dijo lo mismo que me digo a mi.”
La dichosa hermana, muy emocionada me sigue contando: “Mi mamá y yo no sabíamos que hacer; lo único que hicimos fue ponernos a llorar de la alegría y darle gracias a Dios por todo lo que estábamos presenciando.” El hermano e hijo que creían perdido había decidido milagrosamente salir de su infierno para regresar al seno de su hogar. Desde ese día nunca más se le volvió a ver con un bolso canguro, y al salir o entrar de casa le da un beso a su madre e igualmente cuando se despide de la hermana lo hace con un beso cariñoso.
Con respecto a la hija que había tristemente despreciado; desde el momento de su cambio, había ido a visitarla; y ahora la lleva a su casa, pasa los fines de semana con ella y hasta la llevan a quedarse donde la familia. La hermana concluye: “Aquel que era mi dolor frecuente, mi martirio, mi desilusión; se convirtió en mi mayor orgullo después de mi madre. Él me demostró, que así como nada es para siempre; detrás de todo problema y dificultad hay un Dios que espera a que las cosas estén visiblemente irreversibles para demostrar que él existe.
En lo que a mí respecta; puedo afirmar sin temor a equivocarme, que este milagro de la vida, es el mejor auto regalo de cumpleaños del mundo del que haya tenido hasta ahora noticia: El homenajeado trajo un sublime regalo para compartir con toda su familia.






John Montilla: Esp. Procesos lecto-escritores
 Imágenes tomadas de internet










"Mansa" fiesta brava.

Por.  John Montilla 


Por estas fechas,  el Barrio San Agustín uno de los más tradicionales y populares de Mocoa, celebró su aniversario 70, y dentro de las actividades conmemorativas, organizaron otra vez y a su  manera su ya característica  y particular “corrida de toros”.

La “fiesta brava” del Barrio San Agustín es  especial porque  se pretende divertir a la muchedumbre, pero tratando en la medida de lo posible de no causarle ningún daño a los animales. La jocosa corrida se realiza en un improvisado y artesanal ruedo construido con guaduas en las instalaciones  del polideportivo de la localidad, y sobre el cual se esparce aserrín para evitar que los animales se estropeen en el sólido suelo.


Este tipo de evento que convoca a una gran multitud  es único en Mocoa. Ante el porqué se organiza en este barrio; nos atrevemos a hacer dos afirmaciones: Una porque ya es un hecho probado el carácter solidario, organizativo y de unión de sus vecinos. Lo  otro que nos aventuramos a decir es, que quizá esto se deba a la gran afinidad que tienen muchos de sus habitantes en el trabajo con el ganado vacuno. Para ello es de recordar que hasta hace unos pocos  años el matadero municipal  de la ciudad tenía su sede en el Barrio San Agustín; de ahí que, tal vez  por  esa cercanía y por cuestiones del mismo trabajo varios de sus habitantes son muy diestros en el manejo del ganado. Muchos de sus veteranos residentes desde   niños acostumbraban a observar las  frecuentes  peripecias de los vaqueros en la calles cuando se arreaban o llevaban reses muy ariscas para el sacrificio. Algo de todo eso debió quedarse aprendido durante el trascurso de los años y que luego derivó en la organización de este inusual espectáculo para la capital del Putumayo.

Como se  anotó antes la  “fiesta brava” del Barrio San Agustín, afortunadamente no tiene  ingredientes de crueldad para con los animales; sin embargo, no deja de tener su tinte “morboso”, por cuanto me atrevería a afirmar que la gente no quiere que se le haga daño al toro, pero  “goza y se desternilla de risa” cuando la  bestia atropella a los audaces e  inexpertos que se atreven  a fungir  de toreros; cuyo entrenamiento para estas lides se basa en los años de experiencia en el trabajo como vaqueros, así como también no pueden faltar aquellos que  muestran su arrojo cuando se han metido entre pecho y espalda más de una copa que les hace disipar  sus temores para enfrentar con un simple poncho a las más que bravas , ariscas bestias.

 Sobre este punto, se me vienen a la mente las palabras de mi maestro de literatura española, quien alguna vez afirmó en clase que para  los españoles  el momento cumbre de la faena es cuando el toro embiste  al torero, según decía él: “Los españoles van a una corrida porque quieren ver el momento sublime en que al toro hiere  al torero”. ¿Será que este es un sentimiento colectivo universal?, Habría que documentarse muy bien sobre ese tema para atreverse a dar una respuesta.

No obstante   en la “mansa fiesta brava” del Barrio San Agustín, hubo momentos riesgosos en los que osados aprendices de toreros estuvieron a merced de los animales, y contrario a lo que podría pensarse, me atrevo a afirmar que esos fueron los instantes que más disfrutó la multitud. Muchos de aquellos momentos de mayor gozo eran motivados por las arengas del animador del evento y del público que impulsaba a los  valientes a ejecutar sus maniobras  más atrevidas frente a los animales. Otro apunte que no puedo dejar pasar sobre este evento es el hecho de tirar una pesada oreja de res de un lado a otro; la intención en si es sólo una: tratar de que le caiga encima a algún parroquiano que este descuidado. Esta acción lejos de perderse cada año se va consolidando entre los asistentes a la corrida.
De todas formas, la celebración del aniversario del Barrio San Agustín -que ya se está convirtiendo en una tradición; incluida, claro está, su original corrida de toros y vacas-; nos deja las siguientes conclusiones: Primero que todo hacerle un reconocimiento a sus habitantes por su capacidad de organización, en segundo lugar ellos nos han  demostrado que es posible organizar este tipo de espectáculos sin que medie la crueldad extrema de por medio.

Igualmente cabe resaltar el poder de convocatoria que genera este tipo de eventos, con lo cual se demuestra que el pueblo de Mocoa está ávido de distracciones diferentes para su sana recreación y esparcimiento, y por último señalar una vez más lo incomprensible y contradictorio que pueden llegar a ser los sentimientos humanos.


Schopenhauer  lo sentenció así: “La conmiseración con los animales está íntimamente unida con la bondad de carácter, de tal manera que se puede afirmar de seguro,  que quien es cruel con los animales, no puede ser buena persona.”




John Montilla: Texto y fotografías. 
 Esp. Procesos lecto-escritores