Por: John Montilla
La curiosidad me lleva a
preguntar de antemano: ¿Y eso por qué?, ¿Que pasó? : Me dicen a las carreras,
que supuestamente una tractomula cargada de papas se varó y que por eso están
regalando la mercancía.
Pero, ¿Por qué regalar las papas cuando estas se pueden vender? Nadie tiene una respuesta. De manera seca alguien repite que están regalando papas y punto. Bueno, todo es posible; y luego se me viene a la mente un episodio que me contaron sucedió hace unos años; cuando en el sector de la inspección del Pepino se varó un carro tanque completamente lleno de leche, y esa sí que tuvieron que regalarla porque el producto se iba a perder. Vagamente me confirman que muchas personas corrían llevando cuanto recipiente pudieron cargar: baldes, tarros, cantinas, botellas, jarras y todo lo demás que usted se quiera imaginar. Así que: ¿Por qué no pueden también regalar papas ?… Tenía que cerciorarme de ese rumor y eso fue lo que hice.
Pero, ¿Por qué regalar las papas cuando estas se pueden vender? Nadie tiene una respuesta. De manera seca alguien repite que están regalando papas y punto. Bueno, todo es posible; y luego se me viene a la mente un episodio que me contaron sucedió hace unos años; cuando en el sector de la inspección del Pepino se varó un carro tanque completamente lleno de leche, y esa sí que tuvieron que regalarla porque el producto se iba a perder. Vagamente me confirman que muchas personas corrían llevando cuanto recipiente pudieron cargar: baldes, tarros, cantinas, botellas, jarras y todo lo demás que usted se quiera imaginar. Así que: ¿Por qué no pueden también regalar papas ?… Tenía que cerciorarme de ese rumor y eso fue lo que hice.
Pero, antes de entrar de
lleno sobre el asunto de la papas; no está por demás señalar simplemente por
cuestiones de gusto narrativo diversos acontecimientos de “gente generosa” repartiendo
a manos llenas ; basta recordar esa leyenda que surgió en esos nefastos tiempos
de las pirámides, cuando el dinero se multiplicaba como por arte de magia y en
los que se hablaba hasta de carros fantasma repartiendo plata; por tanto, no
tendría nada de raro encontrar una gran tractomula -de entre las miles que nos
tienen invadidos con toda su parafernalia petrolera-; siquiera una, aunque sea
una, (debe ser que esa gente come mucho), y entonces, por qué no encontrar como
regalo divino una tractomula varada y atiborrada de ese vital tubérculo para
repartirle algo de comida a este necesitado pueblo.
Divagando un poco más, me
remonto hasta la bíblica historia de los israelitas a quienes la comida les
llegó del cielo con el nombre de maná; con lo cual me atrevo a imaginar que
aquí también un milagro es posible; Así que mientras que a ese histórico
pueblo, el pan le cayó de los aires; a este que es un aguantador y pasivo
pueblo le pueden caer papas de un gran tractocamión. Quizás ya haya llegado la
hora que se cumpla ese viejo anhelo cantado por Juan Luis Guerra: “Ojalá que
llueva café en el campo, que caiga un aguacero de yuca y té …” ,“ bajar por la
colina de arroz graneado…”, y “ una llanura de batata y fresas …” ojala que
llueva café, papas y todo eso en Mocoa.
Entonces, mientras yo ya iba con toda esa carga de curiosidad; mi vecino, por su parte con su costal preparado, también salía raudo en pos de su carga de papas. Nos dirigimos a la Avenida Colombia, pues hacía allá corría la gente, y al momento nos enteramos que NO existía la tal tractomula cargada de papas, todo habían sido rumores; pero luego rápidamente alguien más nos dijo que estaban repartiendo papas, pero en el coliseo de la Villa Olímpica, por supuesto que nos fuimos al instante para allá. Llegamos y descubrimos con sorpresa que no estaban dando papas, sino que lo que estaban entregando era bultos de papa.
Entonces, mientras yo ya iba con toda esa carga de curiosidad; mi vecino, por su parte con su costal preparado, también salía raudo en pos de su carga de papas. Nos dirigimos a la Avenida Colombia, pues hacía allá corría la gente, y al momento nos enteramos que NO existía la tal tractomula cargada de papas, todo habían sido rumores; pero luego rápidamente alguien más nos dijo que estaban repartiendo papas, pero en el coliseo de la Villa Olímpica, por supuesto que nos fuimos al instante para allá. Llegamos y descubrimos con sorpresa que no estaban dando papas, sino que lo que estaban entregando era bultos de papa.
Así como se oye (o ve):
“Bultos de papa”, y surgen los interrogantes: ¿ Y eso ?, ¿Quién mando si las
elecciones ya pasaron y las otras aún se demoran?, Lo cierto, es que pude ver a
más de un paisano salir con un pesado bulto de papá para llevárselo al hombro,
unos los echaban en carretas, otros en taxis, y algunos otros afortunados
salían arrastrando a cuatros manos su pesada carga, por entre la gente que ya
se empezaba a aglomerar a pesar de los charcos y el barrizal que ya se estaba
formando.
Las preguntas aún
persistían, ¿De dónde sale esto?, ni idea; pero, al parecer el producto ya
había sido almacenado de antemano en el coliseo, y estaban en una jornada de
entrega. Los criterios, dijo una señora que llevaba la cédula en sus senos
mientras arrastraba un bulto de papas: “Hay que llevar la cedula y hacerse
registrar en unas planillas”; en esa tarea pude ver a unos funcionarios
trabajando en un sistema. La verdad no me quedó claro, el porqué de ese evento.
Ya que de un momento a otro la operación se suspendió por que se formó un
desorden tremendo con lo cual, los encargados de ello dijeron que reanudarían
en horas de la tarde.
Mi pronóstico para la
jornada de la tarde no era bueno: Será peor, pensé. Como al parecer creo que
sucedió. Una fuente me dice que hubo trifulca; Según me contaron, la
muchedumbre se enojó porque supuestamente a una persona a quien ya le habían
dado cuatro bultos, llegaba por más. (La gente siempre exagera los hechos); no
hay quinto malo dicen, además no todas la papas estaban buenas, el olor permite
detectar una papa podrida de manera fácil. Lo cierto es que parece que la cosa
no terminó bien. El asunto de las papas quizá se puso “explosivo”. Por mi parte
aún sigo con las dudas, por lo pronto apunto lo que le escuché a la gente: Que
las benditas papas eran una donación para los damnificados por el invierno,
otros que era cosa de políticos, otros que era productos represados del paro
campesino o que había sido incautados de contrabando, y otros que “patati que
patatá”.
Total, todo un costalado de
dudas, esas habría que pedirle a las autoridades que las aclaren, por mi parte
obtuve las fotos y una historia que contar; y mi vecino lo único que consiguió
con su costal al hombro, al meter los pies en un sucio charco fue salir con sus
zapatos bien “emPAPAdos”, para la próxima para él ojalá que llueva café en el
campo.
John Montilla.
Esp. Procesos
lecto-escritores
(foto café: israelpz.blogspot)
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