viernes, 26 de mayo de 2023

BLANCO

Por. John Montilla  

“En sus grietas lleva los colores del arcoíris.” (Ana Karina Blanco)

Me pregunto caperucita de blanco, cuantas veces caminaste por ese bosque, mirando mariposas multicolores y espantando saltamontes distraídos cuando tus inocentes zapatos de colegiala pisaban la verde hierba. ¿Cuántas veces la lluvia gris o un sol anaranjado habrán salido a esperarte en tu solitario camino?, ¿Acostumbrabas a llevar una pequeña sombrilla con estampado de flores en tu mochila escolar?  

Me pregunto si cuando te encontraba la lluvia te cubrías con grandes hojas que con tus delicadas manos arrancabas a alguna planta generosa que encontrabas en tu senda, o simplemente te ponías tu maletín en la cabeza y echabas a correr en un vano intento por esquivar las diáfanas gotas que te caían del cielo. Imagino que en las ocasiones en que llegabas a casa escurriendo agua de tus cabellos y uniforme escolar, de seguro te cobijaría tu madre con calurosas palabras llenas de amor, pero en la escuela ¿Quién te recibía con un cálido abrazo cuando llegabas mojada?

No te conocíamos, no pudimos conocerte por eso es que afloran tantas simples preguntas de lo que fue tu existencia.

¿Qué llevabas en tu maletín escolar aparte de los cuadernos? ¿Eran tus cuadernos de caratulas rosadas con imágenes de tiernos osos, o cachorritos de perros, o te gustaban los nuevos diseños multicolores con mensajes escritos en inglés? ¿Qué llevabas en tu cartuchera junto con los lápices y los colores?, ¿Un espejito?, ¿O buscabas ver la imagen de tu dulce rostro en el reflejo de la pantalla de tu celular?, ¿Te gustaba tener a mano un pintalabios de rojo carmín?, ¿Alguna vez estampaste besos en tus cuadernos con los labios impregnados con tu pintalabios?

¿Escribías poemas cortos en tus cuadernos cuando las clases te parecían aburridas?, ¿Hacías rayas, dibujos, letreros y cosas así en las últimas páginas de tus cuadernos?


¿Abrazabas a tus amigos del colegio cuando los volvías a ver después del fin de semana?, ¿Alguna vez se te hizo tarde para regresar a casa y algún compañero se ofreció acompañarte hasta tu hogar?,¿Recompensó tu madre a ese chico galante con una limonada, agua fresca, o un café con una de esas arepas que solo ellas saben hacer?

Perdona este vano intento por llenar con preguntas y palabras incomodas este gran vacío. Nunca sabrás cuanto silencio hay en tu casa, y cuanto silencio hay en tu cuarto. Tu cama fría, vacía. Cuanto dolor y cuantos recuerdos se encierran allí. No sirve de consuelo decir que nunca llegaras a saber que tu madre se encierra en ese cuarto, envuelta en el dolor, pero más en los recuerdos.

¿Tuviste juguetes?

¿Guardabas juguetes de tu infancia temprana?

¿Abrazara tu madre esos juguetes buscando el aroma de tu presencia?

Pero, dejaste diciendo en una carta, que añorabas juguetes.  

“Quisiera volver el tiempo atrás y disfrutar más; jugar con una muñeca, aunque toda niña lo hace, jamás lo hice.”

Todos lamentamos no haberte conocido antes, te habríamos obsequiado bellas muñecas.

Cuanta curiosidad siento por saber cuál sería tu libro favorito. ¿Cuántas historias habrás podido disfrutar?,

También me pregunto si alguna vez leíste El Principito y si te gustaba el capítulo en el que habla de que las flores son débiles, e ingenuas y que por eso: “se defienden como pueden y las espinas son su defensa.”  Como lamentamos el que no hayas tenido espinas para defenderte el aciago día en que un lobo de las tinieblas te envolvió con su oscuro manto y apagó los colores de tu arcoíris.

Cuanta razón tenías al escribir en tu carta “Hay momentos en los que me asusta crecer, siento que no estoy preparada para enfrentar este mundo sola.”

Es una desgracia que el mundo te haya dejado sola.

Por eso estamos aquí para decirte, que tus colores renacen, brota un rojo de furia, un carmín encendido de la indignación, un rojo de la sangre que llama, un purpura de dolor, un azul de un cielo que se asoma con pena por ser el testigo de la tragedia, un verde esperanza de las gentes buenas, un arcoíris que se refleja en las lágrimas de quienes te lloran, pero sobre todo renace un color claro transparente, como el de las aguas diáfanas que purificaron todo tu ser.  Tu alma y tu presencia etérea se envuelve en blancas nubes y emerges pura, diáfana, un copo de algodón inmaculado en el infinito, como el apellido que acompañaba tu nombre: Blanco.

Blanco es tu estandarte; es la tinta que escribe tu historia en un mundo oscuro y cruel. El blanco es eterno contigo por siempre niña. Camina ya sin miedo por tu sendero; el arcoíris va contigo. Ya no habrá más oscuridad, tu luz es tu guía. Corre para la escuela celestial niña, los ángeles te acompañan, en algún lugar alguien estará honrando tu nombre por siempre: Ana Karina Blanco.

*** 



John Montilla (21-V-2023)

Imágenes. Tomadas del perfil de Facebook de Ana Karina Blanco Duran.

jmontideas.blogspot.com

BANDIDAS GALLINAS

 Por. John Montilla


Un grupo de gallinas “peladas”,

que no tenían donde caerse muertas;

Sin un dólar bajo las alas.

Sus pollitos estaban: “Pío, pío, pío,

porque tenían hambre, porque tenían frío.”

Estaban prácticamente en la olla.

La gallina más vieja dijo:

“Tenemos que hacer caldo, digo algo.”

Entonces desesperadas decidieron crear una banda delincuencial

para ir a “desplumar” un restaurante.

Una dijo:

- ¿Pero, por qué un restaurante, no es mejor un banco?

Y otra le respondió:

-Tranquila vamos poco a poco, recuerda que:

“De grano en grano llena la gallina el buche”.

Todas estuvieron de acuerdo;

menos el gallo; pues le dio miedo.

Resultó una completa “gallina”.

Una le dijo:

- “Te faltan de esos ovalados que ponemos nosotras y que los humanos se comen fritos.”

Trataron de convencerlo con este argumento:

“Quien no arriesga un huevo no tiene un pollo.

Pero el gallo no respondió nada.

Humillado y en silencio “ahuecó el ala.” 

No lo volvieron a ver.

Como ya tenían las cosas claras “y sin yema”.

Planearon dar el golpe en lo oscuro de la noche.

Pues el dueño “se acostaba temprano como las gallinas”,

Decidieron salir en plena hora “pico”

para camuflarse entre la gente.

Y así lo hicieron.

Todo iba bien, lograron meterse al restaurante.

Pero una gallina “metió la pata”.

Voló a un estante,

se echó en una paila

y puso un huevo.

Luego se puso a cacarear.

Con la bulla despertó a un gato que allí estaba,

El cual pegó un saltó sorprendido.

La gallina se asustó y se vino al suelo

Con estante, paila y huevo.

No se sabe si cayó primero el huevo o la gallina,

o tal vez la paila.

El huevo cayó dentro del sartén

Y quedó hecho perico.

Se formó tal estrepito que alertó a mucha gente,

Llegó la policía

Y agarró a las gallinas con las manos en la masa,

*Corrijo: “Con las “alas en la masa”

*Corrijo otra vez: “Con el pico en la masa.”

y también con el pico en la mesa.

Total, la policía les “echó mano.”

En la mesa, “la gallina y el marrano se cogen con la mano”.

Aunque “A - las” gallinas no se las puede esposar,

Pero sí, despostar.

La muchedumbre gritaba que las enviaran a “La Picota”.

Y ahora el dueño del restaurante a las gallinas bandidas,

las quiere ver:

“presas”

***



John Montilla (16-IV-2023)

Cuentos para Gabriela

Fotografía: 1. Fotomontaje con imágenes tomadas de internet. 2. John Montilla.

jmontideas.blogspot.com