Por. John Montilla
“En sus grietas lleva los colores del arcoíris.” (Ana Karina Blanco)
Me pregunto caperucita de blanco, cuantas veces caminaste
por ese bosque, mirando mariposas multicolores y espantando saltamontes
distraídos cuando tus inocentes zapatos de colegiala pisaban la verde hierba. ¿Cuántas
veces la lluvia gris o un sol anaranjado habrán salido a esperarte en tu
solitario camino?, ¿Acostumbrabas a llevar una pequeña sombrilla con estampado de
flores en tu mochila escolar?
Me pregunto si cuando te encontraba la lluvia te cubrías
con grandes hojas que con tus delicadas manos arrancabas a alguna planta
generosa que encontrabas en tu senda, o simplemente te ponías tu maletín en la
cabeza y echabas a correr en un vano intento por esquivar las diáfanas gotas
que te caían del cielo. Imagino que en las ocasiones en que llegabas a casa
escurriendo agua de tus cabellos y uniforme escolar, de seguro te cobijaría tu madre
con calurosas palabras llenas de amor, pero en la escuela ¿Quién te recibía con
un cálido abrazo cuando llegabas mojada?
No te conocíamos, no pudimos conocerte por eso es que
afloran tantas simples preguntas de lo que fue tu existencia.
¿Qué llevabas en tu maletín escolar aparte de los cuadernos?
¿Eran tus cuadernos de caratulas rosadas con imágenes de tiernos osos, o
cachorritos de perros, o te gustaban los nuevos diseños multicolores con
mensajes escritos en inglés? ¿Qué llevabas en tu cartuchera junto con los
lápices y los colores?, ¿Un espejito?, ¿O buscabas ver la imagen de tu dulce
rostro en el reflejo de la pantalla de tu celular?, ¿Te gustaba tener a mano un
pintalabios de rojo carmín?, ¿Alguna vez estampaste besos en tus cuadernos con
los labios impregnados con tu pintalabios?
¿Escribías poemas cortos en tus cuadernos cuando las clases
te parecían aburridas?, ¿Hacías rayas, dibujos, letreros y cosas así en las últimas
páginas de tus cuadernos?
¿Abrazabas a tus amigos del colegio cuando los volvías a
ver después del fin de semana?, ¿Alguna vez se te hizo tarde para regresar a
casa y algún compañero se ofreció acompañarte hasta tu hogar?,¿Recompensó tu
madre a ese chico galante con una limonada, agua fresca, o un café con una de esas
arepas que solo ellas saben hacer?
Perdona este vano intento por llenar con preguntas y
palabras incomodas este gran vacío. Nunca sabrás cuanto silencio
hay en tu casa, y cuanto silencio hay en tu cuarto. Tu cama fría, vacía. Cuanto
dolor y cuantos recuerdos se encierran allí. No sirve de consuelo decir que
nunca llegaras a saber que tu madre se encierra en ese cuarto, envuelta en el
dolor, pero más en los recuerdos.
¿Tuviste juguetes?
¿Guardabas juguetes de tu infancia temprana?
¿Abrazara tu madre esos juguetes buscando el aroma de tu
presencia?
Pero, dejaste diciendo en una carta, que añorabas juguetes.
“Quisiera
volver el tiempo atrás y disfrutar más; jugar con una muñeca, aunque toda niña
lo hace, jamás lo hice.”
Todos
lamentamos no haberte conocido antes, te habríamos obsequiado bellas muñecas.
Cuanta curiosidad siento por saber cuál sería tu libro favorito. ¿Cuántas historias habrás podido disfrutar?,
También me pregunto si alguna vez leíste El Principito y si
te gustaba el capítulo en el que habla de que las flores son débiles, e
ingenuas y que por eso: “se defienden como pueden y las espinas son su defensa.”
Como lamentamos el que no hayas tenido
espinas para defenderte el aciago día en que un lobo de las tinieblas te
envolvió con su oscuro manto y apagó los colores de tu arcoíris.
Cuanta razón tenías al escribir en tu carta “Hay momentos en
los que me asusta crecer, siento que no estoy preparada para enfrentar este
mundo sola.”
Es
una desgracia que el mundo te haya dejado sola.
Por eso estamos aquí para decirte, que tus colores renacen,
brota un rojo de furia, un carmín encendido de la indignación, un rojo de la
sangre que llama, un purpura de dolor, un azul de un cielo que se asoma con
pena por ser el testigo de la tragedia, un verde esperanza de las gentes buenas,
un arcoíris que se refleja en las lágrimas de quienes te lloran, pero sobre
todo renace un color claro transparente, como el de las aguas diáfanas que
purificaron todo tu ser. Tu alma y tu
presencia etérea se envuelve en blancas nubes y emerges pura, diáfana, un copo
de algodón inmaculado en el infinito, como el apellido que acompañaba tu
nombre: Blanco.
Blanco es tu estandarte; es la tinta que escribe tu historia
en un mundo oscuro y cruel. El blanco es eterno contigo por siempre niña. Camina
ya sin miedo por tu sendero; el arcoíris va contigo. Ya no habrá más oscuridad,
tu luz es tu guía. Corre para la escuela celestial niña, los ángeles te
acompañan, en algún lugar alguien estará honrando tu nombre por siempre: Ana
Karina Blanco.
***
John Montilla (21-V-2023)
Imágenes. Tomadas del perfil de Facebook de Ana Karina Blanco Duran.
jmontideas.blogspot.com
Me encantooo,
ResponderEliminarSi la hubieses conocido habías llorando el doble por cada palabra que escribiste como yo no hice por cada palabra que leí gracias por esa dedicatoria hermosa
ResponderEliminarSii😔😔
EliminarQue lindo que una persona como tú mire desdeo otro punto lo linda y maravillosa que era la vida para ella y su familia apesar de no conocer muchas cosas gracias por honrar la memoria Ana Karina Blanco
ResponderEliminarSencillamente maravilloso!! Como Karina...niña eterna y hermosa!
ResponderEliminarElla era hermosa por dentro y por fuera era un amor de niña dejo muchas cosas lindas para recordarla siempre siempre vivirá en mi corazón ❤️ por qué tú partida me dolió mucho Karina pero hoy haces parte de un angelito más en el cielo te recordaré siempre flaca 😇
ResponderEliminar😭😭😭😭😭😭Si la hubiera distinguido ..su corazon .se hubiera partido ...Un cielo gris lloro su partida ..y ,las montañas ..se estremecian ..el pueblo ..lloro ...ppr que karina de marcho .bellas palabras ...
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