“He
tenido sueños y he tenido pesadillas,
pero
he vencido a mis pesadillas gracias a mis sueños.” Jonas Salk
Pintura: El viejo rancho. Autor: Mauricio Morales. (2020) |
Debo advertir que esto que voy
a narrar fue un sueño que no hace mucho tuve. No me vayan a juzgar mal, sólo
hago el papel de narrador protagonista. Soñé, que había ido a la vereda a
visitar a uno de mis tíos, y como en muchas otras fincas allí también tienen
perros. Siempre que voy, por el camino recojo una vara para espantar a todos
los perros que salen a ladrar furiosos, para no estar buscando varas todo el
tiempo he optado por esconder una en la oquedad de un árbol. Por supuesto, está
vez también pude encontrarla en ese escondite y con la confianza que este
objeto me daba, proseguí mi marcha hasta llegar a la casa.
Mi tío tiene la casa
construida sobre pilotes que se levantan a más de un metro del nivel del suelo,
y de esa forma aprovecha la parte baja para encerrar gallinas o criar cuyes,
pero esta vez no miré nada. La casa estaba en silencio, hecho que despertó mi
alarma, porque si no había nadie, los perros debían de estar más alerta que
nunca. Me acerqué a la casa y llamé en voz alta: ¡Tío, tío !, nadie contesto, y
de repente salió de debajo de la casa un tremendo pitbull negro que se estrelló
contra la malla metálica en su afán de abalanzarse sobre mí, unos pollos que
estaban cerca corrieron espantados y un gato que estaba dormitando en la parte
alta de la casa, pegó un salto y en un santiamén estuvo en el tejado, mientras
que yo por instinto agarré el palo como si fuese una espada, y con asombro pude
notar que ahora tenía un largo y puntudo machete en mis manos.
Por fortuna, la malla, parecía
segura, y la bestia seguía ladrando y acometiendo el vallado, nervioso volví a
llamar, nadie respondía. Salvo los gruñidos del perro, nada se escuchaba, me
estaba fastidiando la situación así que decidí dar media vuelta y regresarme,
cuando de pronto el perro se puso a dar vueltas por el vallado, pensé: “Que tal
si hay una abertura”, así que decidí largarme pronto de allí.
De pronto vi que el animal se agachó sobre un pequeño hueco y alcanzó a sacar una pequeña parte de su hocico, la malla pareció levantarse un poco, asustado decidí irme rápido de ahí, de pronto el animal se puso a cavar como loco, y gradualmente iba ensanchando el agujero, yo ya había arrancado a correr, cuando a los pocos segundos sentí que la fiera iba detrás mío, alcancé a dar los últimos llamados a mi tío, pero tampoco hubo respuesta, mientras corría por los cañaverales, iba pensando en un árbol, pero no se veía ni uno sólo. El perro ya me iba a dar alcance, cuando divisé una vieja y abandonada casa de madera, construida sobre unos pilotes más altos que la casa de mi tío. Sin soltar el machete, me trepé de un salto, y desde allí enfrenté al perro, que luchaba en la parte baja por saltar.
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De pronto vi que el animal se agachó sobre un pequeño hueco y alcanzó a sacar una pequeña parte de su hocico, la malla pareció levantarse un poco, asustado decidí irme rápido de ahí, de pronto el animal se puso a cavar como loco, y gradualmente iba ensanchando el agujero, yo ya había arrancado a correr, cuando a los pocos segundos sentí que la fiera iba detrás mío, alcancé a dar los últimos llamados a mi tío, pero tampoco hubo respuesta, mientras corría por los cañaverales, iba pensando en un árbol, pero no se veía ni uno sólo. El perro ya me iba a dar alcance, cuando divisé una vieja y abandonada casa de madera, construida sobre unos pilotes más altos que la casa de mi tío. Sin soltar el machete, me trepé de un salto, y desde allí enfrenté al perro, que luchaba en la parte baja por saltar.
Mí terror le había ganado a la
compasión y ya le tiraba a matar. Alcancé a herirlo un poco en un costado, esto
pareció amilanarlo un poco, pero me equivoqué, porque la bestia de un salto
corrió hacia las gradas y en un instante estuvo arriba, yo lo espere firme y de
frente, y cuando el animal dio el salto en el aire, le clave el machete en el
cuello, y con el mismo impulso del perro lo tiré a la parte baja, De repente
todo mi miedo, se había transformado en furia. Y salté detrás de él, que estaba
tirado en el piso. No voy a describir la carnicería que armé allí porque no quiero
dañarles el rato, pero el animal se resistía a morir, entonces en el paroxismo
de la lucha le clave sin compasión el machete en el corazón, y de repente noté
sorprendido que el animal se fue encogiendo poco a poco hasta convertirse en un
pequeño cachorro. Y justo entonces apareció mi tío. Él estaba completamente
inexpresivo, no dijo nada, se agachó, agarró el cachorro muerto, le desclavo el
machete y lo tiró en el piso y se marchó sin decir palabra. Yo arrimado a la
casa, sudando a chorros y aún aturdido por el suceso, simplemente alcance a
murmurar: “Tío, perdóneme, pero tenía mucho, mucho miedo.” Pero él ni siquiera
me volteó a ver, prosiguió imperturbable su marcha. Dos lágrimas corrieron por
mis mejillas.
John Montilla (17-V-2020)
Imagen de portada: Pintura de
Mauricio Morales
Fotografías N°.2 y 3 tomada de
internet
Fotografía N°. 4 Memo Romo
Fotografía N°. 4 Memo Romo
Jmontideas.blogspot.com
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