Por: John
Montilla
“…de todos los animales, el mejor amigo del hombre es el
cerdo.”
Da Vinci
La historia del cerdo, según se afirma en varios portales
de internet está íntimamente ligada a la del hombre, tanto que sería imposible
imaginar el desarrollo de algunas
civilizaciones sin la
participación en la dietética, de este animal, que por sus características lo
hicieron ideal para cubrir las necesidades de aportes de proteínas y grasas a
gran parte de nuestros ancestros.
Este animal tan controvertido desde sus comienzos, tan
odiado por unos y tan deseado por otros, siempre ha sido motivo de discusión
debido a su aporte de colesterol que puede hacer mella en la dieta y la salud;
y que hoy en día se enfrenta a un nuevo reto: Limpiar su desprestigiada
imagen, de toda el “agua sucia” que le ha caído encima últimamente.
Pues bien, ahora, se le atribuye al cerdo el haber sido
el foco generador de un nuevo y mortal virus que tiene en jaque a la humanidad,
de lo cual derivó para su desgracia el nombre de la “gripa porcina”, hecho que
tiene en crisis a la economía porcicultora mundial. Y aunque los gobiernos
trataron de arreglarlo cambiando el nombre del virus por el de “AH1N1”, ya el
daño al pobre cochino ya está hecho y casi todos nos referimos a la pandemia como la “gripa porcina”
Dadas así las cosas, nos proponemos “asearlo” o defenderlo
un poco, no desde el punto de vista científico y médico, pues ese no es nuestro
campo, pero si lo vamos examinar desde el punto de vista cultural y literario
para que repasemos las participaciones
que este noble y grasiento animal ha tenido en la cultura y en las
letras. (Y no en las letrinas).
Empezando con el gran genio inventor Leonardo Da Vinci,
de quien se tienen estos apuntes culinarios enalteciendo a este animal:
“No hay ninguna parte del cerdo que no pueda tomarse,
excepto dos. Su sangre puede secarse al sol para hacer con ella una salchicha.
Sus huesos, hervidos en agua con ajos y pimientos, dan sabor a una sopa de
cerdo. Su piel puede fundirse para preparar grasas. Todas sus carnes pueden
cocinarse y comerse solas o en un pastel de cerdo, y todas las partes de su
cabeza pueden cocinarse, si no es por dos, porque nunca ha llegado a mis oídos
que los ojos del cerdo formaran parte de plato alguno….Así que yo digo que de
todos los animales, el mejor amigo del hombre es el cerdo.”
El que se use hasta la última de sus
partes, no impide que sea vilipendiado. Tal es así que su nombre se convierte
en adjetivo para definir algunas de las más deleznables cualidades en varias
partes del mundo. Las personas sucias no pueden ser sino guarras, cochinas o
marranas, y su casa no es otra cosa que una pocilga, chiquera o zahúrda.
Cualquier mala faena es una guarrada (cochinada) y quien la hace, un cerdo.
Quienes comen sin educación son gochos o puercos. Cuando nos queremos defender
de alguien que nos quiere embaucar, decimos que no nos crean tan marranos; y
los billaristas utilizan el término “marranear” para referirse a alguien a quien se le puede ganar la partida fácilmente.
De las anteriores despectivas palabras,
llevemos a nuestro animal a otros campos, por ejemplo, de cierta manera tiene
representación en la mitología griega: Cuando Adonis, el mito griego de la
belleza más perfecta, fue muerto por un jabalí, pariente del cerdo y en este
caso una representación de la fealdad. También este animal tiene representación
en la milenaria cultura china ya que hace parte del calendario chino en donde a
las personas que nacen en el “año del cerdo” se le atribuyen cualidades como ser unas muy buenas personas, las más honestas y bastante
tranquilas. Gracias a
Cristóbal Colón (y no colon) este animal fue traído a América, esto a
petición de la Reina Isabel
La Católica. No
la podemos culpar a ella de los presentes problemas cinco siglos después.
Dentro de la cultura no se puede dejar
de mencionar el clásico cuento de Los Tres Cerditos: Tres cerditos hacen sus
casas, pero para tardar menos y jugar más los dos primeros las hacen de paja y
madera respectivamente, mientras el otro se esfuerza más y la hace de ladrillo;
luego a la hora de defenderse del lobo ya sabemos las consecuencias; un
original cuento que nos enseña la importancia del trabajo planificado y bien hecho.
Quizá
uno de los más famosos cerdos es Porky.
Se trata de una de las superestrellas de los dibujos animados, que debutó en el
lejano 1941 junto al conejo Bugs Bunny. Desde entonces, su indescifrable
tartamudeo ha acompañado y divertido la niñez de varias generaciones. Al igual
que la famosa cerdita Miss Peggy, quien junto a la
Rana Rene han enseñado y entretenido a muchos niños con sus
ocurrencias.
Uno
de los más publicitados es “Babe, el cerdito valiente”; Una película que cuenta
la historia de un cerdo que no está contento con su destino, pues no quiere
servir únicamente para hacer chicharrones, y decide rebelarse contra ello; este trastorno de personalidad no será
bien recibido en la granja donde vive lo que
provoca una serie de celos y tensiones entre los demás animales; según
sus productores "la película habla de los prejuicios que existen en una
granja en que cada animal tiene su lugar predeterminado. Entonces aparece un
cerdo que trata a las ovejas y a los demás animales como iguales.” Podríamos
decir un cambio para bien.
Caso
contrario sucede en la novela satírica “Rebelión en la granja” (Animal
Farm) del inglés George Orwell donde una granja es tomada por un grupo de
animales, los cuales expulsan a los humanos y crean un sistema de gobierno propio que acaba convirtiéndose en
una tiranía brutal dirigida por los cerdos, al mando de un cochino líder llamado Napoleón, el cual
personifica todo lo que de malo y cruel tiene el hombre; como quien dice los
tiranos y dictadores son unos cerdos.(Recomiendo el libro)
Otro
escritor inglés William Golding escribió la alegoría infantil” El Señor de las
Moscas” para ilustrar el juego peligroso de la lucha por la supervivencia entre
dos grupos de niños rivales: Los civilizados y los salvajes quienes bajo el símbolo de la máscara del “Señor de las Moscas” una careta de cerdo
y cabeza de jabalí, clavada en un palo, cubierta de moscas que acuden a libar
en la sangre, instaura el principio de la crueldad, ¿Que se puede esperar de un
régimen cuyo insignia es la cabeza de un cerdo sanguinolenta y llena de moscas?, El español Pío Baroja lo
sentenció así: El hombre: un milímetro por encima del mono cuando no un
centímetro por debajo del cerdo.”
Como se habrán podido dar
cuenta el cerdo, no sólo ha estado
en nuestra mesa, sino que también
ha hecho presencia en otros espacios de nuestra vida. Para concluir esta frase
de John Stuart Mill: “Vale más ser un hombre insatisfecho que un cerdo
satisfecho.”, de mi parte espero salir
“pulcro” de este “cochino” discurso para ir a buscar un chicharrón y ver qué
pasa.
Esp. Procesos lecto-escritores
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