“Yo soy una
parte de todo aquello que he encontrado en mi camino.” Alfred Tennyson
Mi padre está cerca
de alcanzar los 90 años de existencia, pero las actuales circunstancias de la pandemia, ponen
un reto más de dificultad para alcanzar esa meta. Él no es de las personas que
se queda quieto en casa, prefiere estar en la calle. Le gusta ir a mirar jugar
parqués o dominó a los vecinos. En otros tiempos era un consumado jugador de
parques en la cuadra del barrio. No de grandes apuestas, sino simple pasadera
de tiempo.
A veces los vecinos casi se amanecían apostando
únicamente 200 pesos. Ahora simplemente se sienta a observar mientras no le
vence el sueño. Cuando no está en la vecindad
se nos escapa para el mercado, donde tiene varios conocidos y de paso él
aprovecha esas escapadas para irse a merendar, para luego llegar a casa y a la
hora de la comida decir: “Yo quiero poquito no más.” Ya conocemos ese estribillo.
Últimamente le
ha dado por irse a sentar a la tienda de la esquina a conversar con el tendero,
pero es más lo que duerme que lo que conversa. Cuando sale de casa, alista su
gorro, su infaltable poncho, y durante mucho tiempo también cargó su paraguas,
hasta el día que finalmente tuvo que aceptar que más que para la lluvia o el
sol lo estaba llevando para apoyarse. De ahí en adelante decidió aceptar el
bordón. Debe ser difícil para una persona que toda su vida ha bregado en la
vida, tener que anexar a su organismo un elemento que lo acompañe.
Pero, ahí va. Por fortuna para nosotros aún
nos sigue acompañando. Siempre está hablando de salir, de no quedarse quieto.
Es frecuente escucharle la frase:” Yo me voy para el Ecuador.” No podría decir cuantas veces se la he
escuchado repetir, pero es cosa de muchos años. Alguna vez estuvo de paseo en
el país vecino, pero antes de eso ya solía decirla.
De repente a un
hombre que ha vivido tanto tiempo caminando por la vida, tocó decirle: ¡No
salga de la casa! Hay una enfermedad rondando el mundo y la única forma de evitarlo
es quedarse encerrado. ¿Cómo podemos pensar que una persona así pueda asimilar
un golpe de esos? Cuando mi padre se queda en casa para nosotros no es buena
noticia, porque significa que está enfermo, por eso preferimos que ande volteando
por la vecindad.
Y entonces resultó
que de un momento a otro estábamos vigilando cada paso que daba, y enojándonos con
él porque estaba haciendo algo que ha hecho toda su vida: Sentirse libre. No
hace mucho, a pesar de todas las restricciones que se le pusieron para que no salga; se
nos escapó al mercado para ir a comprar pollo para el almuerzo. Tremendo lío se
armó en casa, pues se le ha repetido hasta la saciedad que ahora no podía hacer ese tipo de diligencias. Asunto
complejo, no cambias en una semana la rutina de una larga vida.
Entonces tocó tomar una decisión. Como no se
lo puede tener encerrado, pues sería una condena para él. Se buscó la forma
de aislarlo; por fortuna para todos, él lo tomó a bien, y aceptó irse a enclaustrar
con toda la familia a una finca mientras pasa esta pesadilla. Mi padre,quizás este extrañando sus andanzas pero está bien; él es
un hombre de campo y le encanta la naturaleza. Nosotros esperamos poder
celebrarle sus 90 años de vida.
John Montilla.
Texto y fotografías.
28- marzo- 2020
Jmontideas.blogspot.com
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