1. LA GRAN SORPRESA
Hace unos años tuve un curso
difícil de manejar, la indisciplina era dura y había que estar alerta en todo
momento para que las cosas no se salieran de control. Cada hora de clase era
prácticamente “una batalla”, y la meta era al final poder salir invicto. Pero
un día… oh sorpresa, llegué a clase y todos en coro empezaron a cantarme el
“HAPPY BIRTHDAY”, debo decir que se lucieron en esa interpretación - Sólo faltó
la torta -. Yo puse cara de
circunstancias y los escuché con atención, confieso que me emocioné hasta las
lágrimas. Al terminar ellos irrumpieron en un caluroso aplauso, cuando el
barullo terminó, yo aún muy “emocionado”, les agradecí el detalle, y aproveché
para soltar un discurso en el que les eché todas las flores que pude, mientras
todos ellos me miraban y escuchaban con atención, prácticamente estaban con la
boca abierta siguiendo mis palabras. Mi discurso fue memorable, sólo me faltó
llorar para terminar de convencerlos de la sinceridad de mis palabras. Terminé
y la clase siguió con una normalidad nunca antes vista en el grupo. Ese día les
gané una batalla decisiva, pues el canto del cumpleaños era una payasada más de
ellos: NO era mi HAPPY BIRTHDAY en ese
fecha, pero yo les seguí el juego y les gané. A partir de entonces ellos
aprendieron quien tenía el sartén por el mango. Debo anotar que fue un grupo que me dejó
muchas enseñanzas, porque aprendí como lidiar con situaciones complejas del
quehacer diario de mi profesión. (X-2019)
2. LA FIRMA
Cierta noche soñé que había un
tipo cuya firma semejaba unas dos cebollas cabezonas, y al hombre le gustaba ir
estampando su firma por doquier: En servilletas con lapicero, en vasos usando
marcadores, y en la madera usando la punta de una navaja. Por alguna razón la
policía lo andaba buscando y la pista principal era seguirle el rastro de su
firma regada por varias partes. La policía cotejaba diversos objetos que tenían
su particular rúbrica con una minúscula firma estampada en una carta.
Me parece un tema original,
que bien valdría para redactar un cuento. Los sueños son una gran fuente de
ideas. Me gustaría saber si sueños curiosos les suceden a ustedes.
3. DEMIAN
Hace unos días una de mis
estudiantes me había pedido que le recomendara libros; sin dudarlo le dije
“DEMIAN” de Hermann Hesse y otros más; hoy me encontré con ella a la salida del
colegio, metió su mano en su bolso y me pasó un ejemplar del libro. No sé por
qué, pero al contacto con ese texto, a pesar del calor que estaba haciendo,
sentí una especie de estremecimiento, hace ratos que no veía uno. El mío se lo
presté a un amigo hace años y nunca me lo devolvió. Ella miró que me sentía
emocionado con el libro, era evidente. Hubo un tiempo en que ese texto era mi
biblia personal, yo juraba con mi mano puesta sobre él. Me dijo que le había
gustado mucho y que ya lo había leído tres veces. Yo lo abrí y noté que ya iba
por su cuarta lectura, ya que llevaba un bonito señalizador de lectura. Luego
empecé a recitar de memoria el párrafo final del libro y ella pareció mucho más
complacida. Enseguida abrí la parte final de libro y leí para tratar de
corroborar que años después aún me acordaba de ese párrafo y le dije un tanto
defraudado que no me gustaba la traducción que le habían dado, que prefería la
que yo me sabía de memoria. Me preguntó si me acordaba de la editorial y con
pesar le dije que no, pero que me iba a poner a buscar la versión que yo sabía.
Esto pareció agradarle, me dio un abrazo de despedida y yo me fui repasando
mentalmente una de mis frases favoritas de ese bendito libro y que por mucho
tiempo tuve pegada en la cabecera de mi cama en un sencillo afiche que yo mismo
había diseñado: “No soy un hombre que sabe. He sido un hombre que busca, y lo
soy aún.”
John Montilla (26-IV-2019)
4.
TIROTEO EN LA PANADERÍA
Cuando
estaba en la panadería se armó tremenda balacera entre dos niños que estaban
jugando a los pistoleros. Sus manos eran las armas. En el caos que se originó a
una señora se le derramó la malteada, yo me metí debajo de una mesa para
protegerme, los panes quedaron convertidos en rosquillas por los proyectiles.
Los sorprendidos clientes no sabían si agarrar las mesas o las bebidas, la
dueña que salía con una torta de tres pisos quedó paralizada por el terror,
mientras los pequeños combatientes empujando cuanto encontraban a su paso daban
una vuelta por el local, para luego salir con tremenda algarabía y continuar el
tiroteo en la calle: ¡Pan, pan, pan ! Me imagino que al final ambos salieron
ganando. Así deberían pelearse todas las guerras.
5. TOMATES EN FUGA
Una señora y una jovencita se
disponían a bajar una caja de cartón de la parte trasera de una camioneta de
estacas, cuando de repente de la maltrecha caja cayó al suelo un tomate y se
fue rodando calle abajo por la pendiente hasta quedar al borde de la calzada.
Las dos al percatarse del problema quisieron volver a poner la caja en su
sitio, pero con el apremio de sus movimientos hicieron que una veintena más de
tomates se escaparan y también cayeran rodando por el piso; los tomates escabulléndose
le daban cierto aire colorido a la noche; salvó yo que observaba desde la
azotea de mí casa, nadie más parecía haberse percatado de la escena. Pensé que la señora la iba a emprender a
gritos con la chica, pero en vez de eso, actuó con calma y le alcancé a
escuchar algo así como: “te lo dije”, mientras ambas corrían a la captura de
los tomates fugitivos. La jovencita se reía de buena gana mientras se agachaba
de un lado a otro agarrando los que podía. Después de unos breves instantes
recogieron todo excepto un tomate verde y un rojo que quedaron tirados al borde
de la calle principal, porque no se percataron de ellos; de repente veo que de
la esquina sale presuroso un muchacho hacía los frutos abandonados. Pensé: “he
aquí la ayuda que se necesitaba”, pero el joven los recogió ambos, se los metió
en el bolsillo de su chaqueta y se fue silbando por el mismo sitio por donde
había aparecido.
(29-IX-2019)
6. OJO EN LA MANO
Me había escrito la palabra
“ojo” en la mano, y cuando un estudiante me preguntó por ello le respondí que
era un recordatorio. Como noté que no me comprendió bien le aclaré un poco más
así: Le dije que en ocasiones acostumbro a escribirme de manera rápida esa
palabra en esa parte, y que eso quiere decir que tengo algo pendiente, y me
sirve, ya que generalmente al irme a lavar las manos, puedo ver la palabra
escrita, y entonces recuerdo que tengo algo por hacer. Para concluir le conté
que esta mañana había comprado un tamal por encargo, pero cuando llegó ya había
desayunado, por tanto, decidí guardarlo para el almuerzo y que entonces en está
ocasión esa marca de hoy quería decir: “Ojo, tengo un tamal guardado en el
cajón de mi escritorio.”
N.6 |
7. NATALY
Una de nuestras
mejores estudiantes que por cuestión de traslado de domicilio de sus padres había tenido que dejar nuestro
colegio pasó a visitarnos aprovechando
que tenía que hacer unas diligencias.
Cuando la vi le dije en inglés: ¡Tell me that you came back ! ( Dime que has
regresado) y ella me dirigió una mirada brillante y contesto un simple NO; luego me regalo un
abrazo afectuoso. Intentó mostrarse
graciosa, pero no logro evitar las lágrimas que afloraban en sus melancólicos
ojos.
Me dijo: “Mi nuevo
profesor de inglés es igual a usted”.
-Como así le
pregunté:
“Sí, dijo, porque
tampoco enseña nada”. Se rio entre
lágrimas y yo traté de confortarla diciéndole que no se preocupara que ella era
muy buena estudiante y que en cualquier parte le iría bien. Después la invité a sentarse con algunos de
sus excompañeros en uno de los muebles de la sala de coordinación y nos tomamos
un par de fotos.
Segundos después le
pase un lapicero que tenía en el bolsillo de la camisa y le dije que ya que
estaba aquí me gustaría que hiciera el examen de diagnóstico que hice la semana
pasada al grupo. Busque en mi maletín el cuestionario, ella lo recibió y se
concentró en realizar el ejercicio. Se
tardó menos de cinco minutos, me lo pasó y comencé a revisarlo, ella siguió muy
atenta mi labor, celebrando la gran mayoría de aciertos, y haciendo comentarios
en un par de errores que tuvo. Una vez terminé, le di como antaño la valoración
numérica que había logrado: 4.0, ella pareció satisfecha de su registro. Cuando
terminé de calificar, saqué el celular y le tomé una foto al examen, luego se
lo entregué, y me dijo algo que me hizo sentir orgulloso de esta profesión: “Me
lo voy a llevar y lo voy a pegar de recuerdo en mi nuevo cuaderno de inglés”.
El timbre sonó, el descansó había terminado, yo tenía que retomar mis clases,
ella se despidió y se marchó por el patio con sus amigos.
Buena suerte Nataly.
N.7 |
8. ¿QUIÉN ES ?
Recuerdo que una vez estando en clase en el colegio, tocaron a la puerta, y nuestro profesor por simple acto reflejo preguntó en voz alta: ¿Quién es ? y la clase entera respondió a una sola voz: " La vieja Inés ". Todos nos echamos a reír, pero el profe no le dio importancia al asunto y fue a abrir la puerta, y para sorpresa de todos, estaba ahí parada doña Inés, una señora que en aquellos tiempos trabajaba como personal de servicios generales. Por supuesto, la presencia de ella y la risa general del grupo nos alegró el rato.
Recordar es vivir.
9. UNA EN UN MILLÓN
Hace varios años, una noche que no teníamos energía eléctrica,
decidí prender la radio y sintonicé una emisora de Cali que me gustaba, y al
instante entró una llamada al aire en el programa, y se escuchó una cálida,
clara y melodiosa voz de una chica solicitando que la complacieran con un tema
musical; el locutor le pregunto por el nombre y un par de cosas más; le puse
bastante atención porque pidió una canción que a mí también me gustaba. A la
siguiente noche, volví a prender la radio, casi que, a la misma hora, y al
igual que la vez anterior, justo en ese momento volvió a entrar una llamada a
la emisora y pueden creerlo: Era la misma chica que había llamado la noche
anterior. ¡ Una feliz coincidencia !
Casi nadie
me cree, pero les aseguro que es verdad.
N.9 |
Una de mis estudiantes llegó 15 minutos después
de que había iniciado la clase. Llegó con su maletín y una escoba en la mano.
Se detuvo en la puerta y me saluda: "Buenos días profe, ¿ Puedo seguir ?
... antes de autorizarle, le pregunté: ¿Puedo hacer un chiste ? , me contestó:
" No, profe". Bueno, le dije, siga, pero le voy hacer la anotación y
retomé mi labor. Luego cuando la clase terminó, me acerqué de manera discreta
donde ella, que estaba arrimada a la pared mirando su celular y le dije: "¿Quiere
saber lo que le iba a decir hace un rato ?. Sí, respondió. Entonces le conté
que al verla con la escoba me hubiera gustado decirle: "Tiene transporte
propio y llega tarde a clase". Ambos nos pusimos a reír de buena
gana.
... Y LA ÑAPA : La historia de la foto de portada, a la que le hice un fotomontaje
N.11 |
FRUTO INESPERADO
Estábamos por terminar la jornada escolar
cuando reparé en que debajo de un pupitre había una maltrecha y pequeña mata de
plátano, que un estudiante había traído para una clase de Ciencias Naturales.
Como mis estudiantes estaban ocupados en la actividad que les había asignado, tomé
la planta y la puse en mi pupitre, acto seguido la regué con un poco de agua
que tenía en mi botella, luego decidí que iba a tomar una fotografía. Arrimé el
pupitre al tablero, luego dibujé un cuaderno abierto y escribí ABC en una de
las páginas y unas líneas en la otra; cuando terminé la instalación, puse mi
rúbrica, una especie de J. El escenario estaba listo para la foto.
En esas
estaba cuando me di cuenta que varios de
mis estudiantes seguían atentos mis
movimientos, especialmente uno que minutos antes estaba recostado sobre su
mesa, no por desidia, sino porque ese día había tenido uno de sus “ataques de
narcolepsia” y como había caído enredado en la maraña de la somnolencia, había
estado durante toda la clase, completamente ajeno a lo que estábamos haciendo,
pero mi intervención sobre la planta parecía haberlo despertado de su letargo,
porque levantó con interés su cabeza para seguir observándome. Tomé la foto, y
entonces una sonrisa se dibujó en el rostro adormilado del chico, y luego me
hizo un gesto de aprobación con el dedo pulgar de su mano derecha, parecía que ya
había salido de marasmo, porque luego se puso a ojear los apuntes de su
cuaderno.
La pequeña planta había dado un fruto inesperado.
(26-X-2019)
(26-X-2019)
John Montilla. Textos y fotografías N: 0, 6,7.9 11. Las restantes tomadas de internet.
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