Por. John Montilla
“La imagen de un niño que
descarga el contenido
de un tarro de espuma carnavalera sobre las cristalinas
aguas
de uno de nuestros ríos dio origen a esta diatriba.”
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1 |
A ti “Señor Talco” te voy a
“echar en cara” un puñado de agravios, para decirte que estamos pensando en no
invitarte más a nuestros carnavales. Quizá reclames que nos has acompañado por
muchos años en el juego y en el jolgorio, pero te has salido de nuestras manos
de una manera grosera y agresiva y por tanto el pueblo ya te está viendo como
un participante indeseable que desdibuja el colorido de la fiesta.
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2 |
Para comenzar, “Señor Talco” hay
que acusarte de que rompiste la tradición del juego de los abuelos, cuando
ellos de manera decente jugaban el carnaval del 6 de enero usando unos ya
olvidados y coloridos tarros plásticos en los que solías venir a la festividad.
Ellos de manera cordial levantaban el sombrero de sus amigos y pedían permiso
para echarte en sus cabezas como señal de amistad. Ellos no apuntaban a la
cara, mucho menos buscaban que llegaras directo a herir los ojos.
Pero, hoy “Señor Talco”, ya
nadie pide permiso para que entres en el otrora divertido juego; y ya no se
quita el sombrero, la gorra, la pañoleta o lo que se tenga en la cabeza de
manera cortés, sino que se abalanzan sobre la gente una pandilla de vándalos y no
te esparcen con el cariño de unos gramos salidos de un tarro plástico, sino que
caes en forma de agresivas manotadas sacadas de un rústico bulto. Sépalo “Señor
Talco” Nadie se siente cómodo ante tu presencia después de un desmedido ataque
de esos.
También hay que recordarle
“Señor Talco” que usted es un entrometido que
de manera paulatina se ha venido colando al carnaval antes de la fecha a
la que era invitado, por eso, nos parece raro y de mal gusto verlo desde el 4
de enero, ya enmugrando nuestras calles, y ni que decir del malestar que da
verlo metido de lleno en la fiesta del 5 de enero, día del juego de la ya olvidada y cariñosa
“pintica” negra , cuando a usted “Señor Talco” se le tenía reservado un espacio exclusivo
para el seis de enero. Pero como pretende adueñarse y dañar no sólo la fiesta,
sino también la tranquilidad, el orden, el medio ambiente y la salud lo vamos a
sacar del baile.
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Foto. Studio Capital Mocoa |
No está por demás subrayar que
usted “Señor Talco” es un abusivo, pues mucho después de pasada la celebración,
se queda flotando en el ambiente en forma de un vulgar e insoportable polvo que se cuela por todas partes; incluso se mete en las casas y cosas de
las personas que nunca han gustado de su presencia. Usted nos deja las ciudades
y pueblos completamente vueltos m… , e igualmente afecta la flora y fauna
circundante a los sitios donde más hace presencia y ni siquiera los escobazos
de las señoras dan abasto para espantarlo. Usted es como el borracho fastidioso
que se niega a irse aún después de acabada la parranda.
Usted “Señor Talco” debería
saber que después del desfile multicolor de comparsas y carrozas, mucha gente marcha en
caravana hacía nuestros ríos para librarse de su molesta presencia, pues muchos
únicamente quieren ver el colorido espectáculo y no jugar con usted, pero no les queda más
remedio que soportarlo y aquellos que llegan al río con usted a cuestas llegan
a enturbiar las aguas al tratar de quitárselo de encima de su ropa, sombreros,
gorros, ponchos, bolsos y todos los elementos con los que presenciaron y
aguantaron varias horas para poder ver
los trabajos artesanales, casi que arruinados por la cantidad de polvo que
mucha gente inconsciente arroja sobre ellos.
No sobra decirle “Señor Talco”
que sentirlo y verlo en los ríos es una molestia para aquellos que desde muy
temprano en la mañana han decidido ir a gozar de la naturaleza, precisamente
para huir de su presencia en la ciudad. Pero usted decide llegar hasta allá
viajando en todo tipo de vehículos desde los cuales sale disparado a manotones
contra todos aquellos que encuentra en el camino y que lo han estado esquivando
todo el día.
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Foto. Jesus Salvador |
También hay que recordarle
“Señor Talco” que muchas veces en manos criminales de manera peligrosa se ha
disfrazado para meterse al carnaval en forma de harina, cal, cemento y cuanta
cosa se le parezca; y muchas veces esto ha generado peleas, accidentes y
situaciones de salud delicadas de nuestra gente. También hay que decir que
muchos camuflándose en jugar con usted lo han usado con el propósito de
apropiarse de las pertenencias ajenas. Usted “Señor Talco” sale a manotazos
sobre las caras de los desprevenidos que indefensos bajan la guardia y quedan a
merced de los delincuentes.
Lo he visto a usted “Señor
Talco” ser usado de la manera más ordinaria posible, algunos lo arrojan por
montones en cajas de cartón o costales sintéticos que luego son puestos sobre
victimas que terminan casi asfixiados al ser cubiertos con ellos. Y otros para
variar optan por combinarlo con agua y arrojarlo a puñados llenos como
proyectiles contra las personas. El blanco al que apuntan siempre es la cara. A
usted “Señor Talco” le da igual ser usado para agredir a ancianos, mujeres o
niños. Usted no sabe el dolor que da ver a un niño llorar porque usted de
manera inmisericorde cayó sobre sus ojos.
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Foto. Laura Montoya |
Los abuelos para prevenir
accidentes en sus ojos solían usar unas sencillas gafas hechas de un plástico
transparente adornadas con plumas sintéticas de vistosos colores, pero hoy,
algunos para salir y enfrentarse a usted “Señor Talco” se visten casi como en
un traje de buzo para protegerse de las agresiones que llueven por todos los
costados. Y algunos recuerdan con nostalgia que incluso el 6 de enero era un
día para estrenar ropa, pero ahora con su desmedida presencia “Señor Talco”,
todo el mundo sale en traje de combate, porque eso es lo que se ve en las
calles: Feroces batallas campales en la que usted es el protagonista; y ese protagonismo
es lo que queremos quitarle.
Queremos que la gente no se
sienta secuestrada en sus casas por su culpa “Señor Talco”. Queremos poder
comernos una empanada sin sentir su sabor en la garganta. No queremos ver las
imágenes de niños parados sobre bultos suyos contemplando el desfile de las
carrozas. No queremos que nuestros parques y calles queden marcados con su
sofocante presencia. Y con todas estas palabras que le acabamos de enrostrar; muchos
queremos dejar de invitarlo a nuestras fiestas. Sabemos “Señor Talco” que no va
a ser fácil sacarlo a sombrerazos del carnaval, pero vaya sabiendo, que muchos,
desde ya, la próxima vez que lo veamos, le vamos a hacer mala cara. Su presencia aquí ya no se mira con buenos ojos.
John
Montilla. Texto (fotografías 1 y 2 imagenes tomada de internet )
Docente.
Lic. en Lenguas Modernas.
Esp.
Procesos Lecto-escritores
10-I-2020
jmontideas.blogspot.com