lunes, 1 de enero de 2018

Almanaque ausente

Por. John Montilla



“El crespúsculo de la desaparición lo  baña todo
con la magia de la nostalgia.”

Milán Kundera


…Y ese objeto que cada fin de año nos obsequiaban  también se lo llevó la avalancha  de Mocoa.




No hace mucho al revisar las fechas de fin de año, me fijé con mayor detenimiento en uno de los almanaques  que mi madre tiene colgados en la pared de la cocina. Un objeto como cualquier otro, sin nada en particular, salvó por un detalle: Ese almanaque era uno de los que cada año se recibía en casa como obsequio por ser clientes asiduos de un establecimiento comercial; el problema es que ese negocio ya no existe, se acabó como tal la noche del desastre de Mocoa.


El negocio en cuestión se llamaba  "Autoservicio La Independencia”  y funcionó con esa razón social  durante muchos años, y sirvió como punto de abastecimiento para los habitantes de Mocoa,  y además servía como fuente de trabajo para varias personas; pero la desgracia también se lo llevó  y de ello ahora sólo quedan la edificación y los recuerdos nostálgicos.









De manera increíble la estructura del establecimiento resistió el embate de las aguas esa fatídica noche, pues  mientras los sectores circundantes fueron arrasados desde los cimientos;  el edificio que recibió de frente el impacto de la avalancha soportó milagrosamente esa prueba. Me estremezco al  recordarlo, ya que estuve parado frente a sus puertas que trepidaban con los objetos que las golpeaban y con el agua hasta la cintura a escasos minutos antes de que se desatara el caos más descomunal que Mocoa haya sufrido en su historia.




Lo que el negocio no resistió fue la pérdida total de la mercancía, de sus equipos de trabajo y de  toda su infraestructura comercial,  tampoco soportó el saqueo de las manos delincuenciales que se aprovecharon del caos y de la angustia de los dueños por huir de allí, quedando el local desamparado en las sombras de la noche.  La avenida torrencial  se llevó todo, incluida la tranquilidad de sus propietarios que en una triste decisión para la comunidad que nos servíamos de ellos, optaron por no volver a reabrir el negocio.



Imagen tomada desde el interior del edificio.


Y por eso esta vez en nuestra familia y en  muchas otras ya no tendremos en nuestras paredes el tradicional almanaque que nos llegaba cada año con el inconfundible  anuncio de  “Autoservicio La Independencia” o el de muchos otros negocios cuyas letras fueron borradas para siempre por la fuerza incontenible de las aguas desbordadas. 









John Montilla.  Texto y fotografías


jmontideas.blogspot.com 

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